La temperatura en la oficina es un elemento crucial que incide directamente en el bienestar y la productividad de los empleados. Numerosas investigaciones han demostrado que cuando la temperatura no es la adecuada, puede generar efectos negativos tanto en la salud como en el desempeño de los trabajadores.

Una temperatura inadecuada en en el lugar de trabajo puede causar molestias físicas y problemas de salud en los empleados. Cuando hace demasiado calor, los trabajadores pueden sufrir fatiga, deshidratación e incluso golpes de calor. Por otro lado, si la temperatura es demasiado baja, pueden sentir frío constante, rigidez muscular e incluso hipotermia.

Pero no solo afecta al cuerpo, también influye en el bienestar emocional. Un ambiente muy cálido o frío puede generar irritabilidad, reducción en la concentración y un estado de ánimo negativo.

La temperatura y la productividad de los empleados están estrechamente relacionadas. Cuando la temperatura se encuentra en los rangos recomendados, los trabajadores se sienten más cómodos y motivados.

Una temperatura adecuada en la oficina favorece la concentración, el rendimiento cognitivo y la toma de decisiones. Los empleados se sienten más enérgicos y comprometidos con sus tareas, lo que se traduce en una mayor eficiencia y calidad en el trabajo.

En contraste, cuando la temperatura no es la adecuada, la productividad puede disminuir. Los empleados pueden sentir fatiga, dificultades para concentrarse y cometer más errores, lo que afecta negativamente los resultados laborales y la satisfacción en el trabajo.

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) establece pautas para mantener una temperatura adecuada:

En verano, se recomienda una temperatura entre 23 ºC y 25 ºC.

Durante el invierno, se aconseja mantener una temperatura de 21 ºC a 23 ºC.