Puede que algunos padres no lo perciban de esa manera, pero la mayoría de los jóvenes españoles mantienen una relación cercana y afectuosa con sus progenitores. De hecho, son quienes más contacto mantienen con ellos en toda Europa. Casi seis de cada diez personas de entre 18 y 34 años reportan un alto grado de cercanía emocional con sus padres, la proporción más elevada de la Unión Europea.

Los siguen de cerca los jóvenes griegos y portugueses, con la mitad de ellos sintiendo esta cercanía, y luego los de Chipre, Italia y Croacia. Por el contrario, en Polonia y Estonia, solo dos de cada diez jóvenes se sienten próximos a sus padres, y la media europea es inferior a cuatro de cada diez, lo que sugiere que en las sociedades mediterráneas los lazos familiares son más fuertes.

En el caso de los jóvenes españoles, esta relación no se limita a una simple declaración de afecto, sino que también implica una interacción frecuente. Mientras que solo la mitad de la juventud europea interactúa al menos una vez al día con sus padres, en España lo hacen siete de cada diez.

Una explicación sencilla sería atribuirlo al hecho de que muchos aún viven en casa, ya que los españoles se emancipan de media después de los 30 años, mientras que en otros países europeos lo hacen mucho antes (la media en la UE es de 26,4 años).

Sin embargo, esta mayor interacción también se observa entre aquellos que ya se han independizado: el 60% habla en persona con sus padres varias veces a la semana, y el 30% lo hace al menos una vez al día. En el conjunto de la Unión Europea, estos porcentajes son inferiores al 40% y al 18%, respectivamente.

Estos datos, extraídos de la décima oleada de la Encuesta Social Europea y recogidos en un artículo sobre las relaciones personales de los jóvenes en el dossier ‘Jóvenes, oportunidades y futuro‘ del Observatorio Social de la Fundación «la Caixa», demuestran que la mayoría de los jóvenes españoles se llevan bien con sus padres.

RECURSOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Este hecho no es trivial, ya que, según explican los investigadores del Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo de la UAB que firman el artículo, los vínculos familiares son un capital social, una fuente de apoyo y contactos para obtener recursos o empleo, y una mala relación con los padres puede agravar las desigualdades sociales.

Joan M. Verd, el sociólogo que lidera el estudio, explica que en España, a diferencia de otros países con un estado del bienestar más desarrollado, es la familia quien proporciona los recursos económicos y sociales. «Lo novedoso es que este modelo de provisión familista, en lugar de generar tensiones, coincide con la mayor cercanía emocional entre padres e hijos en toda la Unión Europea.»

Además, otros estudios de ámbito estatal también confirman que la relación cotidiana de los jóvenes con sus progenitores es buena y frecuente, lo que les ayuda emocionalmente.

El malestar emocional más elevado se detecta en personas que viven con sus padres, pero están desempleados y son de origen socioeconómico bajo. Esto podría estar relacionado con la convivencia en espacios reducidos, con menos comodidades, y la falta de empleo, que limita sus relaciones externas.

RELACIONES DE LOS JÓVENES ESPAÑOLES

En general, los jóvenes españoles también mantienen relaciones intensas con sus amigos. El 56% se reúne con amigos, familiares o compañeros de trabajo varias veces a la semana, mientras que la media europea es del 52%. Además, un tercio cuenta con entre 4 y 6 personas con quienes hablar de temas íntimos, mientras que casi otro 25% dispone de 3 y el 23% de dos.

Verd señala que el tamaño de las redes sociales depende del entorno donde se vive. «En zonas rurales o ciudades pequeñas, las redes son más reducidas que en entornos urbanos, pero eso no implica mejor relación con los amigos ni mayor bienestar, ya que en las grandes urbes, por el estrés o por verse menos cotidianamente, puede haber mayor sentimiento de soledad. Una lista más amplia de contactos no siempre significa más apoyo emocional.»

El bienestar emocional está más relacionado con la frecuencia de las interacciones sociales que con el tamaño de la red de amigos o familiares. Encuestas realizadas a jóvenes de entre 18 y 29 años de toda España muestran que interactúan bastante. Dejando al margen a las personas con quienes conviven, el 41% chatea con familiares a diario, y otro 30% una o dos veces por semana. Además, el 27% los llama por teléfono cada día y el 35% semanalmente, y la mitad se reúne con ellos al menos una vez a la semana.

En cuanto a los amigos, el 58% los ve cada semana, el 84% se comunica con ellos por internet y el 62% charla por teléfono.

Otros datos que corroboran la importancia que los jóvenes dan al cuidado de sus relaciones personales son que el 80% se reúne a comer o tomar algo con amigos o familiares al menos una vez al mes, el 71% comparte actividades deportivas o de ocio regularmente, y el 61% viaja o veranea con ellos. Entre los que no lo hacen, un grupo significativo alega que no pueden permitírselo, no que no quieran.

«Esta cercanía afectiva y la frecuencia de las interacciones cara a cara son importantes: cuanto más tiempo con amigos y mejor relación con la familia, mejores niveles de bienestar emocional y menor sentimiento de aislamiento y soledad», subraya Verd.