A más de 700 años de su desaparición, la sombra de los Templarios sigue resonando en la historia contemporánea.

Los supuestos herederos de esta legendaria orden han presentado una denuncia contra el Papa Francisco, buscando la rehabilitación del legado templario y compensaciones por bienes y propiedades que fueron arrebatados en su momento.

La Orden de los Templarios, formalmente conocida como la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, fue una organización religiosa y militar que jugó un papel crucial en la defensa y el financiamiento de las Cruzadas. Aunque su principal misión era proteger a los peregrinos cristianos en Tierra Santa, con el tiempo, amasaron una considerable fortuna y poder.

La denuncia presentada por la Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo se centra en la alegación de que la suspensión de los Templarios en 1312 fue «ilegítima». Aducen que no fue el resultado de un juicio adecuado, sino una simple ordenanza del Papa Clemente V, y por ende, injusta.

Además de la rehabilitación de la orden, la asociación exige compensaciones económicas, alegando que gran parte de los bienes templarios fueron entregados a la Orden de Malta.

También solicitan acceso a los archivos del Vaticano sobre los Templarios y la devolución de la Iglesia de la Vera Cruz de Segovia. Uno de los puntos más emotivos de su reclamo es la consideración de los Templarios ejecutados, entre ellos Jacques de Molay, como mártires.

La historia sugiere que detrás de la caída de los Templarios hubo un juego de poder. Felipe IV de Francia, altamente endeudado con la orden, vio en ellos un obstáculo y buscó formas de deshacerse de esa deuda, lo que llevó a su persecución y eventual disolución.

A pesar de que esta orden ha desaparecido, su legado sigue vivo y rodeado de misterio. Las teorías y suposiciones sobre sus objetivos a largo plazo siguen siendo objeto de debate entre historiadores.

A día de hoy, grupos como la Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo buscan honrar la memoria de estos caballeros.

Sin embargo, es esencial entender que, aunque se autodenominen «herederos» o «sucesores» de los Templarios, no poseen una conexión directa o legítima con la orden medieval original.

El Vaticano aún no ha respondido a esta denuncia, y queda por ver cómo se desarrollará este intento de rescatar y reivindicar la memoria de uno de los grupos más enigmáticos y poderosos de la Edad Media.