Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, la aragonesa Cervezas Ambar reúne sus propuestas cerveceras más sostenibles, así como otras iniciativas respetuosas con el entorno. La iniciativa, inconformismo y espíritu emprendedor que caracteriza a Ambar les impulsa constantemente a mejorar y seguir trabajando en materia medioambiental, siempre dispuestos a los cambios que nos permitan convertir la tendencia en innovación.

Ya en junio de 2022, Ambar lanzó al mercado una botella fabricada en un 85,5% con vidrio reciclado y aligerada en su peso. Con esta nueva botella no retornable se consigue un importante ahorro en consumo energético y emisiones. Además del aprovechamiento del vidrio reciclado para fabricarla, su nuevo diseño permite reducir el consumo de papel en las etiquetas y collarín, que se traduce en un ahorro de 1.138,5 toneladas de papel al año. Papel que a su vez procede de bosques gestionados de forma responsable (FSC).

SOSTENIBILIDAD EN CADA SORBO

Hace dos años la cervecera lanzó Ambar Triple Zero. «Decimos que es la primera cerveza consciente porque incluye todo aquello de lo que nos sentimos orgullosos», afirma Enrique Torguet, director de Comunicación, Institucional y ESG de Ambar. Se trata de una cerveza cero alcohol, pero con todo el sabor de una gran cerveza. Además, gracias a la investigación y a las técnicas utilizadas en su elaboración, es también cero azúcar. Y, por último pero no menos importante, dentro del compromiso medio ambiental de la compañía, Ambar Triple Zero es también la primera cerveza de Ambar cero por sus emisiones neutras de CO2. El compromiso de Ambar Triple Zero de neutralidad en carbono comienza por reducir las emisiones en su elaboración y compensar completamente aquellas otras que no se pueden evitar.

Otro hito fruto de esa inquietud a la hora de elaborar sus cervezas es Ambar Especial: la única con lúpulo recién molido. Para su elaboración, la cervecera aragonesa ha diseñado un molino cónico, específicamente pensado para desmenuzar las flores de lúpulo. Las flores llegan a la fábrica de Ambar, en Zaragoza, a orillas del Ebro, directamente de los cultivadores y no se someten a procesos industriales, lo que también simplifica la cadena logística. La elaboración con lúpulo recién molido no solo realza el sabor y la frescura, también es más respetuosa con el medio ambiente.

En su proceso productivo, el 25% de la energía utilizada por la cervecera aragonesa es solar. La instalación de la planta fotovoltaica en la fábrica de Ambar en La Cartuja es una de las más grandes de Aragón. Las placas están colocadas sobre techumbre en una extensión de 19500 metros cuadrados. Esta medida, además del ahorro en el consumo energético que supone para la compañía al tratarse de autoconsumo, evita la emisión de 870 toneladas de CO2 anuales a la atmósfera, el equivalente a la absorción que hacen 58500 árboles. “Es lógico que un producto natural como la cerveza utilice el sol, estamos en el camino hacia la descarbonización máxima en nuestra elaboración”, apunta Enrique Torguet.

MENOS DEL 5% DE RESIDUOS VAN AL VERTEDERO

Más del 95% de los residuos generados en la fabricación de la cerveza Ambar tienen una nueva oportunidad para ser utilizados y menos del 5% termina en el vertedero. Gracias a esto la cervecera ha conseguido el sello “De residuos a recursos: zero a vertedero” que avala la certificadora internacional alemana TÜV SÜD. Este certificado sólo lo tienen 25 empresas de España y Portugal, siendo un gran avance en la circularidad.

Además, desde Ambar se promueve desde hace tiempo la circularidad de los subproductos resultantes de la elaboración de sus cervezas como el dióxido de carbónico de la fermentación, o el bagazo y la levadura que son utilizados para la alimentación tanto humana como animal.

Otra de las acciones que Ambar lleva a cabo en materia de sostenibilidad es la creación de los bautizados como «Bosques Ambar». La localidad oscense de Vicién cuenta desde abril de este año con 2.560 árboles más. Son un total de diez hectáreas rehabilitadas en una localidad que forma parte de las rutas recuperadas por el Gobierno de Aragón para recordar los escenarios históricos de la Guerra Civil. Por tanto, será una zona verde pública que se verá a muchos kilómetros a la redonda y desde otros pueblos.

Este bosque se suma al de Aínsa y Peña Flor y, entre todos, superan los 5.000 árboles plantados por empleados y familiares de la cervecera aragonesa. Es una de las actividades del proyecto “Ebrovida” que Ambar está desplegando. Con este último bosque en Vicién, en palabras de Torguet, “se ayudará a mitigar el cambio climático, capturando y almacenando 305 toneladas de CO2. Además, la reforestación generará biodiversidad y riqueza natural en la zona”.

Ambar ha impulsado en su trayectoria distintas actividades medioambientales entre las que destacan desde 1997 las ediciones en favor de especies animales amenazadas realizadas con la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, por las que recibió los premios Félix de Azara de la Diputación de Huesca en 2004 o el premio Medio Ambiente del Gobierno de Aragón en 2010. Además, fue socio fundador del primer eco-fondo en España promovido por la Fundación Ecología y Desarrollo y gestionado por Renta 4 cuyo objetivo era invertir éticamente en proyectos que favorecen una sociedad más solidaria y sostenible.

* Este artículo forma parte de un completo especial de medio ambiente en el que han participado una veintena de empresas. Ver el especial completo aquí.