La Sierra de Albarracín, además de aglutinar algunas de las localidades con más encanto de Aragón, puede presumir de una red de rutas que aúnan entornos naturales de gran belleza con un interesante patrimonio cultural. Una de las más recomendables es la que discurre entre las encantadoras poblaciones de Ródenas y Pozondón, a través de amplios páramos de altura (alcanzando una altitud de 1.600 metros) y que esconden una rica biodiversidad.

El recorrido completo, que puede realizarse en su totalidad o por etapas, cubre una distancia total de 18,8 kilómetros, para los que hay que invertir, dependiendo de la condición física y el tiempo que se dedique en los lugares de interés, un mínimo de 6 horas. Asimismo, la ruta se puede realizar en un sentido o en el inverso.

El punto de partida es el municipio de Ródenas, uno de los más bonitos de la Sierra de Albarracín y que bien merece un recorrido. La población presenta una perfecta simbiosis entre la piedra de rodeno utilizada en sus casas y su entorno natural.

La Cisterna de Ródenas / María Sáez

Uno de los puntos de interés es la Iglesia de Santa Catalina, que se localiza en la plaza Mayor junto al Ayuntamiento y otros edificios de gran factura arquitectónica. El templo presenta una planta de cabecera poligonal con forma de medio hexágono, en lugar de medio octógono como ocurre en las iglesias de la misma fecha en la Sierra de Albarracín y está flanqueada por dos sacristías (al exterior configuran una cabecera totalmente recta).

Tiene una sola nave de cuatro tramos con siete capillas laterales entre los contrafuertes, construidas por las familias nobles de la villa como capillas funerarias.  La cabecera y nave se cubren con bóveda de crucería estrellada. Las capillas laterales presentan distintos abovedamientos renacentistas, entre los que destaca el de la Capilla de San Juan Bautista. Presenta además coro elevado a los pies sobre las capillas del último tramo.

Al exterior se observa la fábrica de mampostería, reforzada por sillares en los ángulos, que posee el característico tono rojizo del rodeno, piedra arenisca abundante en la zona, que describe un volumen prismático único, cubierto por tejado a cuatro aguas, en el que no se manifiestan ni la cabecera ni las capillas. Resalta tan solo el volumen de la torre campanario a los pies del templo con tres cuerpos de altura y la bella portada renacentista de líneas muy clásicas.

La parroquial conserva varios retablos de los siglos XV a XVIII, entre ellos, en la primera capilla del Evangelio, un retablo gótico de San Juan, de la escuela internacional, realizado hacia 1430 y un púlpito de hierro, raro ejemplar, realizado hacia 1599.

Destaca el artesonado en piedra de varias capillas, así como su púlpito en hierro forjado. También encontraremos en la iglesia primitiva dos capillas gótico-tempranas.

Dentro de la arquitectura religiosa, también hay que nombrar la ermita de la Virgen de los Poyales, a un kilómetro del casco urbano. Se trata de una construcción mudéjar del siglo XVI, realizada en mampostería y sillares de piedra de rodeno.

En Ródenas sobresalen además varias casas señoriales, en las cuales disfrutaremos de su preciosa forja o trabajos en piedra tallada: casa los Valero, casa los Catalán de Ocón, casa del Brigadier, casa de los Martínez Rubio o del Olmo (del que uno de sus propietarios fue Deán de la Catedral y virrey de Nápoles), casa los Julianes…

De su castillo apenas quedan vestigios. Pero también podremos visitar los grabados rupestres del barranco de la Gran Figura, que por su tamaño se encuentra entre las primeras de Europa y restos de poblados ibéricos y romanos.

Por su parte, el municipio guarda otros encantos que el viajero no debería perderse, como el Aljibe o Cisterna, herencia del periodo árabe, situado en la parte alta del pueblo, siendo la obra más emblemática de la localidad. Y un curioso lavadero, conocido como El Navajo, con piletas apiladas comunes en la Edad Media.

Lavadero de El Navajo / María Sáez

LA LEYENDA DE RÓDENAS

¿Y cómo no iba a tener un lugar tan hermoso su propia leyenda? En el caso de Rodenas, se trata del relato de la Morcantada. Se cuenta que una chica del lugar, hija de un cristiano viejo, se enamoró del hijo del Emir. Su fama era muy mala, así que el padre de la chica no les dejó casar.

Ella estaba muy enamorada y tenía un gran pesar, la madre veía la pena de su hija por lo que a la muerte del padre, a pesar de que él había escondido su dinero, lo encontró y se lo dio a la hija como dote para casarse. El hijo del Emir aceptó la dote y recluyó a la chica en el palacio de la Atalaya y le pidió más dinero a la suegra para gastarlo en vicios, así que la madre maldijo al enamorado de su hija, pues la dejó morir en la torre del castillo.

La madre escondió el dinero, nadie sabe dónde, y la maldición se materializó en que el hijo del Emir cuando llegó al poder, al poco tiempo, fue destronado abandonando la tierra en la mayor de las miserias. Hoy se llama Moricantada a la Atalaya donde se supone que se escondió el tesoro.

EL HOYÓN

En la Dehesa de La Ribagorda, entre Ródenas y Pozondón, se encuentra el Hoyón: una depresión en forma de una formidable dolina en embudo de 150 metros de diámetro y 50 metros de profundidad. Tiene unas paredes abruptas en las que crecen chaparras y carrascas.

Vista aérea de El Hoyón / María Sáez

Este fenómeno normalmente se origina a partir de un sumidero, punto en el que una corriente superficial se filtra hacia el interior de la tierra en un terreno calizo haciendo que se disuelva. Al hundirse la fina capa de tierra que los cubre adquieren esta forma tan espectacular.

Cuando varias dolinas se unen, dan lugar a las llamadas uvalas, que representan unas mayores dimensiones y un contorno sinuoso. En la Sierra de Albarracín existen numerosas, siendo ésta una de las más espectaculares.

EL PÁRAMO Y SU HABITANTE MÁS ILUSTRE

En cuanto a naturaleza del camino, descubriremos el páramo. En él abundan los matorrales rastreros, que están llenos de vida muy especializada, adaptada a esas difíciles condiciones esteparias, como por ejemplo la alondra ricotí.

Se trata del tesoro que esconden estos páramos, un pequeño aláudido, único, escaso y lamentablemente que va camino de su desaparición. Esta especie tiene en la península ibérica sus únicos hábitats en el ámbito europeo y, en estos páramos turolenses, la única población mundial en un sabinar rastrero.

Su escasez y hábitos esquivos le han dado nombres como el “Fantasma del páramo” o el “Ave invisible” y, el interés por su conservación hace que ejerza de especie paraguas sobre el resto de avifauna esteparia del páramo. Por otro lado, su escasez y distribución muy localizada hace que esta especie levante pasiones entre el turista ornitológico nacional e internacional.

POZONDÓN

El final de la ruta es la localidad de Pozondón, también con una amplia historia. Cuenta con el poblado Íbero del Puntal del Tío Garrillas, posiblemente sea el origen de la localidad. Se pueden ver, asimismo, restos de muralla. A 100 metros es posible visitar los grabados esquemáticos del Puntal del Tío Garrillas y de Peña Escrita, que se estima sean anteriores, pertenecientes a la Edad del Bronce.

Se trata de grabados realizados por percusión sobre rocas de arenisca. Representan un conjunto de jinetes lanzados a la carrera, con los brazos y espadas en alto, y uno enmarcado por un rectángulo, resaltando su importancia dentro de la escena. En la población destacan además la iglesia fortificada de Santa Catalina, del siglo XVI, y el Ayuntamiento, ambos construidos en piedra de rodeno. El templo tiene planta basilical, con cabecera plana y cimborrio octogonal.

Exteriormente tiene aspecto de fortaleza, llamando la atención la torre, de planta cuadrangular adosada a su izquierda, y rematada por seis pilastras piramidales a cada uno de sus lados, lo que hace que parezca una almena de un castillo.

En el interior, destacan varios retablos muy antiguos. En el Altar Mayor, destaca el retablo que data del siglo XVII, con cuatro cuerpos, la parte central ocupada por una gran imagen de la Patrona, Santa Catalina, flanqueada por cuatro imágenes de otros santos. El retablo más antiguo, que data del siglo XVI, es el de la Virgen del Rosario.

Cabe destacar además por su hermosura, a la izquierda de la puerta de entrada al templo, la pila bautismal, armariada con dos puertas. Data del siglo XVI y se conserva en perfecto estado.

En el aspecto religioso también se pueden visitar las ermitas de la Virgen de los Ángeles, la de San Roque o la de Los Santos de la Piedra.

Por su parte, en el Ayuntamiento se puede contemplar la arquitectura civil que predomina en este tipo de edificios en la Sierra de Albarracín. Presenta un tamaño reducido y posee la característica de tener una planta baja ocupada por un porche o lonja al que se accede a través de arcos.

Ayuntamiento de Pozondón / María Sáez

El edificio fue construido en el siglo XVII. La fachada es de piedra de sillería de rodeno, abriéndose dos arcos de medio punto, dando paso a una lonja o porche, sobre el que fue construido. Antiguamente, este porche se usaba como lugar de asamblea de los vecinos, y como lugar de venta ambulante, hoy en día sirve como resguardo del frio o del calor.

Dentro del edificio, cabe destacar al Salón de Sesiones, el artesonado que sujeta la techumbre, con un entramado de grandes vigas y tablones de madera. Y, sin duda, merece la pena detenerse en los maravillosos trabajos de forja que se observan en las rejerias de ventanas.

CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA ARQUITECTURA TRADICIONAL

El Centro de Interpretación de Pozondón, abierto en 2008 en lo que durante años fue el horno de pan del municipio, está dedicado a la arquitectura tradicional de las diferentes localidades del Parque Cultural, poniendo así en valor este patrimonio construido que también es testigo de la memoria de estos pueblos.

Antes de adentrarse en este tipo de arquitectura, un audiovisual sirve de recorrido por los cascos urbanos del Parque Cultural, mostrando los mejores ejemplos y presentando los materiales y las técnicas constructivas usadas por los habitantes de este territorio durante siglos, para levantar sus viviendas y las construcciones de uso agrícola o ganadero.

Centro de interpretación de Pozondón / Sierra de Albarracín

Después se puede recorrer todo el centro de interpretación, para conocer en detalle, los materiales usados para la arquitectura tradicional: yeso, cal, madera, tierra, hierro y piedra; con los que se construían las parideras, pajares y viviendas. Entre las diferentes tipologías de arquitectura tradicional que se explican en este Centro cabe destacar dos por su importancia: el casco urbano de la ciudad de Albarracín y la arquitectura propia de viviendas más modestas adaptadas a las actividades (agricultura, ganadería, etc., para las que estaban destinadas).

EL CASTILLO DE LOS ARES Y LA PIEDRA DEL PERUANO

El entorno de la localidad de Pozondón cuenta con otros lugares de interés, como el castillo de Los Ares (también llamado castillo de Losares), a unos 5 kilómetros del municipio por la carretera A-1511 hacia Santa Eulalia, y que en sus inmediaciones cuenta con parking y un pequeño merendero. Para su construcción se emplearon piedras de rodeno, al igual que en el de Rodenas y Peracense. Junto a éstas, fue la fortaleza más avanzada de las que defendían durante el siglo XII el Señorío Independiente de Albarracín, en su frontera con el Reino de Aragón.

Castillo de Los Ares / Rubén Sáez Abad

Aunque prácticamente quedan ruinas, tiene planta irregular y está compuesto de dos recintos fortificados situados a distinto nivel y formados por muros de piedra rojiza muy irregular. En el superior quedan restos de una torre de vigilancia semicircular, su bonita torre atalaya situada conocida como «El Buco». También se conservan restos de dos torreones cuadrados, así como el inicio de un arco apuntado de la entrada de acceso al castillo.

Se encuentra emplazado sobre una plataforma rocosa. Todavía se pueden apreciar considerables ruinas, de lo cual cabe deducir que debió ser una fortaleza bastante importante, si bien las referencias históricas que se tienen de él son muy escasas. Actualmente cuenta con un proyecto de recuperación.

Así es la Piedra del peruano, un lugar que bien merece una visita / MS

Por su parte, también merece una visita el barranco Cardoso, a 6 kilómetros del casco urbano de Pozondón y accesible por pista transitable con vehículo, donde se encuentra la Piedra del Peruano. El nombre se refiere al bajorrelieve policromado realizado en piedra de rodeno con un martillo percutor, que fue realizado por el diseñador gráfico e ilustrador Mauro Mistiano, originario de Arequipa (Perú).

La figura mide seis metros de altura por cuatro de ancho, representa a un gigantesco cuchillo de sacrificio llamado tumi. El tumi (palabra quechua que significa cuchillo) era un instrumento quirúrgico utilizado para realizar trepanaciones craneanas, usado en las culturas sicán, chimú e inca. Sobre la cabeza de la figura reza la inscripción Pozondón España Arequipa Perú, y en los laterales del mismo, aparece la fauna y flora de Perú, y al otro lado la de Pozondón.