En un rincón remoto de la península ibérica, entre las fronteras de España y Portugal, yace un país olvidado por la historia: Coto Mixto. Esta pequeña república independiente, desconocida para muchos, tuvo una existencia singular durante varios siglos, desarrollando una identidad única.

¿QUÉ FUE COTO MIXTO?

Geográficamente, Coto Mixto ocupaba una región montañosa al norte de la actual Ourense, Galicia. Su territorio accidentado incluía una pequeña localidad deshabitada cerca del municipio de Montalegre, Portugal.

La capital era la villa de Santiago de Rubiás, estratégicamente ubicada en una colina, mientras que las principales ciudades eran Rubiás y Meaus. Aunque su tamaño era modesto, Coto Mixto se destacaba por su estructura política única en una época dominada por monarquías. Se fundó en medio de la tensión fronteriza entre los reinos de Portugal y Castilla durante la Edad Media. Esta república independiente fue establecida en 1864 mediante el Tratado de Lisboa, impulsado por la reina Isabel II de España. El tratado tenía como objetivo evitar conflictos territoriales y establecer una franja neutral entre ambos reinos, gobernada conjuntamente como Coto Mixto.

POLÉMICA EN SU HISTORIA

Sin embargo, uno de los temas más polémicos en su historia fue la tributación. En el siglo XIX, los impuestos se pagaban a las autoridades españolas, lo que generó quejas por parte de Portugal. Esta disputa se relacionaba con los derechos feudales y los antiguos sistemas de gobierno.

A pesar de su reducido tamaño, Coto Mixto contaba con una estructura política clara y una sociedad que disfrutaba de amplias libertades. Los habitantes tenían el derecho de elegir a sus gobernantes, garantías procesales y autonomía local. La ausencia de una nobleza privilegiada y un sistema republicano permitían una gestión descentralizada de los asuntos internos, donde las aldeas y villas tenían autoridad sobre sus propios asuntos.

En un mundo donde las fronteras y las identidades nacionales están definidas con claridad, la historia de Coto Mixto nos recuerda la diversidad y complejidad de la geografía humana. Este país olvidado entre España y Portugal es un testimonio de las sorpresas que aún guarda la historia en los rincones más insospecchados de nuestro planeta.