En estos días se están escribiendo ríos de tinta sobre la posibilidad de levantar de nuevo la Torre Nueva de Zaragoza gracias a una iniciativa de la fundación Ingenio Azul. La Torre Nueva fue derruida por el ayuntamiento de Zaragoza hace 132 años a causa del supuesto peligro que podía suponer su inclinación.

Y aunque el turricidio es quizás el más famoso de cuantos edificios han caído dentro del imaginario colectivo zaragozano, lo cierto es que esta ciudad ha sido inmisericorde con su patrimonio arquitectónico.

Lejos quedan aquellos siglos en los que Zaragoza era conocida como la Florencia española. Porque entre la Guerra de la Independencia, y la labor de constructores y de las distintas administraciones, la ciudad fue perdiendo iglesias, decenas de palacios renacentistas y edificios modernistas que hubieran contribuido a que la ciudad fuera hoy mucho más hermosa.

UNIVERSIDAD DE LA MAGDALENA

La nómina de edificios destruidos es larga, y cuesta seleccionar aquellos más importantes. Pero aún así, hay algunos que destacan sobre manera. Entre ellos, destaca la Universidad de la Magdalena. La historia de este edificio, situado junto a la iglesia de la Magdalena, se remonta al siglo XVI.

Allí estudiaron personajes como Santiago Ramón y Cajal, Manuel Blecua o Fernando Lázaro Carreter. Y en los años 70, fue derribado por el Ministerio de Educación para construir el instituto de bachillerato Tenerías.

PALACIO DE LA DIPUTACIÓN DEL REINO

El palacio que acogía la Diputación General de Aragón y el Justiciazgo destacaba por su llamativo tejado / Museo del Prado

Quizás el derribo del palacio de la Diputación del Reino sea la principal pérdida patrimonial de la ciudad, tanto a nivel artístico, como histórico, a causa de su significado como epicentro de las instituciones aragonesas. No en vano, las Casas del Reino, edificadas a principios del siglo XV, acogían la Audiencia Real, la sede de la Diputación del General del Reino, las Cortes de Aragón y el Justiciazgo

El edificio fue muy dañado durante los Sitios de Zaragoza, a comienzos del siglo XIX al caer varias bombas francesas el 27 de enero de 1809. Pero la ruina no fue total, ni los daños, irreparables. Según Carlos Bitrián Varea en su estudio «Lo que no (solo) destruyeron los franceses.

El ocaso del palacio de la Diputación del Reino de Aragón», la ruina no fue total, y quedaron restos y obras de importancia que desaparecieron en las décadas siguientes. Los restos fueron derribados definitivamente en 1830 tras ceder el palacio y su solar al arzobispado de Zaragoza, quien construyó el seminario, ante el desinterés de buena parte de las autoridades y de la sociedad zaragozana.

Puerta de Toledo

La puerta de Toledo con sus torres almenadas

Quien ha viajado Valencia, seguro que ha conocido las Torres de Serrano, una de las puertas de la muralla de la ciudad. Y en Zaragoza existió una puerta muy similar, la Puerta de Toledo. Esta puerta de origen medieval comunicaba la ciudad con el Palacio de la Aljafería. Por allí pasaban los cortejos reales y el desfile de la coronación de los reyes de Aragón.

La puerta tenía dos impresionantes torres almenadas, fue cárcel real y cárcel de los Manifestados. La puerta fue derribada en 1842, acabando así con una de las puertas más icónicas de la vieja muralla de Zaragoza.

MONASTERIO DE SANTA ENGRACIA

El claustro del monasterio, tras Los Sitios

La historia del monasterio jerónimo de Santa Engracia, creado por los Reyes Católicos siguiendo los deseos de Juan II, es similar a la de la destrucción del Palacio de la Diputación del Reino. El convento tenía un claustro muy similar al de los Jerónimos de Lisboa. Y del edificio conventual, solo queda la fachada plateresca que está integrada en la portada de la actual iglesia de Santa Engracia.

En la noche del 13 de agosto de 1808 los franceses volaron el monasterio durante la retirada del general Lefèvre al finalizar el primer sitio. De la explosión se salvó la portada, además de varias zonas del monasterio, entre las que destacaba el claustro. Y probablemente el monasterio podría haber sido reconstruido. Pero la parte del convento que quedaba en pie fue derribado entre 1836 y 1842, convirtiéndose su solar en una de las zonas de expansión de la ciudad.

EL PALACIO DE GABRIEL ZAPORTA

El patio de la Infanta fue desmontando piedra a piedra y trasladado a París

Uno de los grandes palacios del Renacimiento zaragozano fue el palacio de Gabriel Zaporta, banquero de Carlos V. El palacio se levantaba en la calle de San Jorge, y fue construido en 1550, siendo conocida como Casa de la Infanta porque allí residió María Teresa de Vallabriga, esposa del infante don Luis de Borbón.

Cuando el edificio dejó de ser palacio, tuvo varios usos. Y tras sufrir un incendio en 1894, su propietario lo puso a la venta. El edificio fue derribado, salvo el patio, que fue comprado por un anticuario parisino que lo desmontó piedra a piedra y que lo trasladó a París.

El Patio de la Infanta estuvo en la capital francesa hasta que en 1957 la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja lo compró y lo trasladó de nuevo a la capital aragonesa para instalarlo dentro de su sede central en 1980.

PALACIO DE EZMIR

El palacio de Ezmir estaba situado a orillas del Ebro / Vista de Juan Bautista Mazo, Museo del Prado

El palacio de Ezmir o Esmir, o de los marqueses de Almonacid, se situaba junto al río Ebro, en la calle del Sepulcro, y era uno de los palacios más impresionantes de la Zaragoza renacentista. El palacio contaba con dos impresionantes torreones que se podían ver en la vista de Zaragoza de Wyngaerde), destacando un patio jardín que se abría al Ebro.

El dibujante y viajero romántico Valentín Carderera explicó a mediados de siglo XIX que el interior del palacio era impresionante, a la altura del exterior del edificio. El palacio fue derribado en la década de los años 60 del siglo pasado.