En su autobiografía «Life. Mi historia en la Historia«, adelantada por el diario ‘Corriere della Sera’, el Papa Francisco explica que las críticas que enfrenta son de aquellos que buscan «frenar las reformas».

Este libro promete ser un tsunami de confesiones sobre su juventud, la vocación cristiana y sacerdotal así como las decisiones que tiene que tomar cada día en su ministerio papal.

En el libro, Francisco afirma: «Pienso que el ministerio petrino sea ‘ad vitam’, y por tanto, no veo condiciones para una renuncia».

Sin embargo, reconoce que si surgiera un impedimento físico grave, ya ha firmado una carta de renuncia depositada en la Secretaría de Estado al inicio de su pontificado. Insiste en que en caso de renunciar, se retiraría a la basílica romana de Santa María la Mayor para dedicarse a la confesión y llevar la comunión a los enfermos, rechazando el título de ‘Papa emérito’ a favor de ‘obispo emérito de Roma’.

A lo largo de su pontificado, Francisco ha enfrentado críticas de sectores eclesiales conservadores, que se sienten incómodos con sus reformas y aperturas. «El Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa«, advierte Francisco, señalando que siempre hay quienes intentan frenar las reformas y desean quedarse en los tiempos del ‘Papa-rey’.

La convivencia con el Papa emérito, Benedicto XVI, tras su renuncia en 2013, fue un momento inédito en la historia reciente de la Iglesia Católica. «Decidimos juntos que habría sido mejor que no viviera escondido, sino que viera gente y participara en la vida de la Iglesia», comenta Francisco, aunque reconoce que las polémicas durante esos diez años afectaron a ambos.

El pontífice argentino también reflexiona sobre su pasado, recordando su juventud estudiando Química en Argentina y su trabajo en un laboratorio, donde aprendió mucho de una jefa comunista. Ante las críticas que lo vinculan con el comunismo por su enfoque en los pobres, Francisco responde: «Hablar de los pobres no significa automáticamente ser comunista: ¡Es cristianismo en estado puro!».