El Pirineo Aragonés está repleto de rincones que merece la pena visitar. Más allá de los lugares que aparecen en todas las guías turísticas, como Benasque, Sallent de Gállego, Canfranc o el Valle de Ordesa, luego hay rutas y valles mucho más desconocidos, pero igualmente atractivos.

Este es el caso del valle de Aísa, uno de los valles más hermosos, y también más desconocidos del Pirineo. El valle fue abierto por el río Estarrún, un afluente del río Aragón que nace a los pies del pico Aspe, y se dedica principalmente a la ganadería vacuna y ovina y al aprovechamiento forestal, actividades que se ven complementadas por una agricultura que está condicionada por el clima de montaña con inviernos largos y fríos, y por el turismo.

Precisamente, la ternera del valle de Aisa es famosa por su calidad. El ganado, de raza “parda de montaña” nacido y criado en el Valle de Aísa, disfruta de más de seis meses de libertad en los montes de la zona alimentándose de forma natural al 100%.

AISA, SINUÉS Y ESPOSA

Aísa, cabeza del valle, es una pequeña localidad situada a 1.045 metros de altura situada a 20 minutos de Jaca que ha sabido conservar la esencia y la arquitectura pirenaica con las fachadas de piedra, los tejados de pizarra y sus características chimeneas. Entre su caserío, destaca la iglesia parroquial de la Asunción, del siglo XVIII.

Y también podemos visitar el lavadero, y un dolmen que está catalogado como la construcción megalítica más antigua de toda la cordillera pirenaica. En el término municipal destaca asimismo la ermita de San Esteban, donde se educó Alfonso I el Batallador, el monarca aragonés que tomó Zaragoza y la convirtió en la nueva capital del reino de Aragón.

Gran parte de su amplio término municipal, está ocupado por el Parque Natural de los Valles Occidentales. Y dentro de ese término municipal, también se encuentra la estación de Candanchú, la estación más veterana de España situada en la cabecera del valle del río Aragón.

La torre fortificada de Sinués / Ayto. de Aisa

En el valle hay otras dos localidades que comparten ayuntamiento con Aisa: Sinués y Esposa. El primero, Sinués, está situado a 1.078 metros de altitud, en la sola de una colina desde la que se puede admirar una vista increíble de los montes que separan el valle de Aisa del valle de Borau, el escarpe desnudo de Peña Santiago y las impresionantes cumbres pirenaicas de Aspe y Collarada.

El pueblo también ha sabido conservar la arquitectura pirenaica, con edificios de piedra, y sus chimeneas troncocónicas y espantabrujas. Y junto a casas de interés como Casa Lorén, Casa Maño, o Casa Gan, destacan la Torre o Casa fuerte de Sinués, un edificio de los siglos XVI y XVII que responde a las típicas casas torreadas del Alto Aragón, y la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, uno de los escasos templos góticos de la Jacetania. En Esposa, la tercera localidad del valle, destaca especialmente la iglesia parroquial de San Bartolomé, un edificio del siglo XVII construido sobre una iglesia anterior.

RUTAS NATURALES POR EL VALLE

A nivel natural, las opciones para descubrir del entorno son múltiples en este valle. Entre ellas, destaca una ruta circular de algo más de 6 kilómetros por la cabecera del valle que comienza en el aparcamiento de Rigüelo, y que nos permitirá conocer en un par de horas las cascadas y pozas del barranco de Igüer, las cascadas del manantial de Rigüelo o las praderas de los Llanos de Napazal, con los Mallos de Lecherín de fondo.

Si prefieres algo más complicado, puedes optar por hacer la ruta del Macizo de Bernera. Una ruta de 15 kilómetros calificada como muy difícil que se realiza en 5,40 minutos, y que parte desde “La Cleta”, situada al final de la carretera que recorre el valle de Aísa hasta su cabecera. Dirigiéndote hacia el barranco de Igüer, desde allí deberás dejar a un lado el camino local que cruza el barranco, y avanzar por la pista que se adentra a la izquierda hacia el fondo del valle. Al principio el recorrido es llano, pero no te dejes engañar… La subida es fuerte hasta llegar al ibón de Izagra, y desde allí veremos marcas de GR11. Deberemos coger esa senda para ascender hacia el collado del Bozo y el refugio de Lizara.

Tras coger la GR 11 en dirección a Candanchú, iremos hacia el Ruabe de Bernera, y a partir de ese momento, recorriendo la cresta, la ruta se complica y no es apta para personas con vértigo. Tras llegar al Bozo de Berner, hay que bajar rápidamente al collado de Bernera, desde donde cogeremos dirección sur para llegar a la cima principal del Macizo de Bernera. Después, hay que empezar la ruta de retorno casi pegados al barrando de Igüer, que habrá que bajar con mucho cuidado.

Siempre en dirección sur, seguiremos por donde hemos venido al inicio de la ruta, para bajar casi a los llanos de Izagra, pero nos saldremos siguiendo rectos, las marcas de GR bajan hasta el mismo ibón de Izagra, buscando en dirección sur una zona de campas para después enlazar con una fuerte bajada paralela al barranco Hondo, justo debajo de la Punta de Napazal.

Desde allí, hay que coger la pista que recorre el fondo del valle del barranco de Igüer, y tras dos kilómetros, se llega al tramo de la pista del comienzo., llegando así al inicio de la ruta.