Castilla y León, tierra de historia y belleza, es hogar de innumerables rincones que encantan a sus visitantes. Entre sus tesoros se encuentran pueblos medievales, testigos del pasado que hoy revelan su grandeza geográfica. Un claro ejemplo es El Burgo de Osma, un pueblo en la provincia de Soria que no solo ha resistido el paso del tiempo, sino que ha florecido en una joya histórica y culinaria.

Situado a orillas del río Ucero, El Burgo de Osma es conocido por su imponente conjunto medieval, lo que le valió la distinción de Conjunto Histórico-Artístico y su inclusión en la lista de los Pueblos más bonitos de España. Su origen se remonta al asentamiento arévaco de Úxama, pero fue durante el dominio visigodo que la villa comenzó a prosperar. En el siglo VI dC, se convirtió en sede episcopal, un título que recuperaría en el siglo XII tras la ocupación musulmana.

El desarrollo de su casco histórico se atribuye al obispo Pedro de Bourges, también conocido como San Pedro de Osma, quien eligió un monasterio cerca del río Ucero como sede catedralicia. Este evento marcó el inicio de un floreciente comercio y la llegada de artesanos, consolidando a El Burgo de Osma como un importante centro medieval.

El paseo por este encantador pueblo soriano es como un viaje en el tiempo. Su conjunto monumental, moldeado principalmente durante la Edad Media, tiene como epicentro la majestuosa Catedral de la Asunción, construida en 1232 con elementos góticos y trazos renacentistas. Junto a la catedral, el Palacio Episcopal y la Calle Mayor, con sus casas de piedra y soportales, muestran la riqueza arquitectónica de la región.

La Plaza Mayor, con su arquitectura porticada, alberga el Ayuntamiento y el hospital de San Agustín. Las murallas de la ciudad, erigidas en el siglo XV, resguardan la entrada principal, la puerta de San Miguel. Fuera del recinto, la Universidad de Santa Catalina, un puente romano y el antiguo castillo de Osma son testigos de la rica historia que abraza este rincón medieval.

Pero El Burgo de Osma no solo cautiva con su patrimonio arquitectónico; también deleita con su gastronomía. Las jornadas rito-gastronómicas de la matanza, organizadas por el Hotel Virrey Palafox, son eventos anuales de Interés turístico donde se pueden saborear productos de la matanza. Además, la cocina local ofrece platos derivados de la caza, como alubias de El Burgo, níscalos y setas de cardo durante el otoño, y clásicos de la cocina castellana, como el cordero.