Cuando hablamos de la «España vaciada«, nuestra mente a menudo evoca imágenes de pueblos desolados, llenos de casas ruinosas y pastos secos. Sin embargo, esta percepción cambia completamente cuando se visita Ruesta, un encantador pueblo en la provincia de Zaragoza, que ofrece una riqueza histórica y natural impresionante.

Ubicado en el municipio de Sigüés, Ruesta se presenta como un pueblecito de cuento, con colinas de un verde intenso que recuerdan a los paisajes del norte de Europa. Pero más allá de su belleza natural, lo que realmente destaca en Ruesta es su imponente castillo medieval.

RUESTA, EL CASTILLO Y SU HISTORIA

En lo alto de una loma, rodeado de una vegetación exuberante, se erige el castillo de Ruesta. Construido entre los años 905 y 925 por los reyes de Navarra durante su expansión, esta fortaleza jugó un papel crucial en la defensa del reino. Hoy en día, se conservan dos imponentes torreones: la torre del homenaje, la más alta, que originalmente alcanzaba unos 25 metros y albergaba cuatro plantas, y otra torre más pequeña conectada por un muro almenado.

Este castillo no solo es un testimonio del pasado bélico de la región, sino también un atractivo turístico que invita a los visitantes a sumergirse en la historia del Reino de Aragón. Desde sus murallas, se puede disfrutar de vistas panorámicas que añaden un halo de misterio y encanto al lugar.

LA LEYENDA DE RUESTA

La historia del castillo de Ruesta comienza alrededor del año 850, cuando los reyes de Navarra iniciaron su campaña de conquista hacia el oriente. Con el objetivo de obtener una posición estratégica, se decidió construir la fortaleza para proteger Arrés y Yesa. Sin embargo, entre los años 996 y 999, el famoso caudillo musulmán Almanzor destruyó el castillo en un intento de reconquistar los territorios ocupados por los navarros.

A principios del siglo XI, el rey Sancho Garcés III de Pamplona ordenó la reconstrucción del castillo. Tras su muerte, la fortaleza pasó a manos de su descendiente, Sancho Garcés IV de Pamplona, quien se la cedió a su tío Ramiro I de Aragón junto con la ciudad de Ruesta. Este intercambio de poderes refleja la importancia estratégica de la fortaleza a lo largo de la historia.

SIGÜÉS: UN PUEBLO CON ENCANTO

Ruesta forma parte de la comarca de la Jacetania y se encuentra a orillas del río Esca, en pleno Valle de Roncal. Sigüés, el municipio que alberga Ruesta, es un lugar mágico que no puedes perderte en tu visita a la provincia de Zaragoza. A pesar de su escasa población, que no alcanza los 100 habitantes, Sigüés posee un patrimonio histórico y arquitectónico rico.

Entre sus tesoros se encuentran la iglesia románica de San Esteban, del siglo XI, y la Torre de los Pomar, también conocida como Casa Palacio, ambas declaradas Bien de Interés Cultural. Además, podrás apreciar restos del recinto amurallado del Palacio de los Señores y el antiguo Hospital de Santa Ana.

NATURALEZA EN ESTADO PURO

Rodeado por el embalse de Yesa y las sierras de Leyre, Orba y Nobla, Sigüés ofrece un entorno natural espectacular. Este rincón de Aragón es ideal para recorrer a pie o en bicicleta, disfrutando de su exuberante naturaleza. Cada rincón del valle es una invitación a explorar y descubrir la belleza de la «España vaciada».

Ruesta y Sigüés son ejemplos perfectos de cómo los pueblos menos poblados de España pueden ofrecer experiencias inolvidables, combinando historia, cultura y naturaleza en un entorno que cautiva a todos sus visitantes.