Abierto desde 1976, el Bar Chicago no solo ha emergido como un hito gastronómico en Zaragoza, sino también como un custodio de tradiciones culinarias que ha sabido evolucionar con los tiempos. Dirigido inicialmente por los padres de los actuales dueños, este emblemático establecimiento ha sido sinónimo de calidad y tradición.

Recientemente, el Bar Restaurante Chicago ha trascendido fronteras locales al coronarse con el título del mejor torrezno del mundo en el campeonato celebrado en El Burgo de Osma, Soria. Este reconocimiento marca la primera vez que el premio sale de Soria, aterrizando en Zaragoza, hogar de una significativa comunidad soriana.

Juan Carlos Calvo, propietario, atribuye el éxito a la selección de una excelente panceta, todas procedentes de Soria, y a una preparación llena de cariño y paciencia, adaptándose a las peculiaridades de cada pieza. En el año 2001, José María y Juan Carlos asumieron el liderazgo del bar, inyectando nueva vida al legado familiar con su famoso torrezno, un plato que ha cautivado tanto a locales como a visitantes.

José María, co-propietario, considera que el éxito de su torrezno radica en la pasión y cuidado puesto en su preparación, destacando la importancia de ingredientes de primera, en especial, la panceta. El meticuloso proceso de elaboración comienza con un corte preciso, seguido por un horneado que asegura una carne suculenta, para finalizar en una fritura que garantiza una corteza perfectamente esponjosa. Esta dedicación resulta en una experiencia gastronómica inolvidable para quienes prueban el torrezno del Bar Chicago, servido siempre al momento.

El Bar Chicago ha consolidado su posición como uno de los pilares de la gastronomía zaragozana, gracias a la devoción de José María y Juan Carlos por preservar la receta de la familia y ofrecer una hospitalidad inigualable. Su compromiso con la calidad y la autenticidad ha hecho del bar un punto de encuentro esencial para degustar uno de los platos más icónicos de Aragón.

Este establecimiento representa más que un lugar para comer; es un símbolo de cómo la pasión y el respeto por la cocina tradicional pueden perdurar y encantar a nuevas generaciones. En un entorno en constante cambio, el Bar Chicago se mantiene como un bastión de autenticidad y sabor, invitando a todos a descubrir el secreto de su torrezno exitoso.