El anuncio del cierre indefinido del Restaurante Casa Royo, un hito en la ruta gastronómica de la autovía de Logroño, ha resonado con fuerza en las redes sociales y entre la comunidad que durante años ha convertido este lugar en un punto de encuentro esencial.

El mensaje de Félix, el dueño de Casa Royo, a través de un emotivo mensaje, ha marcado el final de una era para el establecimiento: «Estimados clientes, les comunicamos que Restaurante Casa Royo cierra sus fogones y brasa de forma indefinida por jubilación. Agradecemos la confianza depositada en nuestro equipo en los últimos 40 años. Hasta siempre. Félix».

La despedida de Casa Royo no ha sido solo un adiós a un restaurante, sino a un espacio que ha albergado historias, celebraciones y momentos cotidianos de innumerables personas y familias. La carta de despedida compartida en redes sociales destila nostalgia y agradecimiento: «Ha llegado el momento de iniciar una nueva etapa vital», señala, recordando la rica historia de un restaurante que ha sido más que un lugar de comidas: ha sido un hogar.

Fundado en 1947 por Ángel y Sara, Casa Royo se erigió en un referente de la gastronomía zaragozana, destacando por su cocina sencilla pero exquisita, especializada en carnes a la brasa, ternasco y chuletón. La mención de Félix a sus padres y a la colaboración de su familia en el negocio refleja la esencia de Casa Royo: un proyecto familiar que ha trascendido generaciones.

«Junto a ellos, mis hermanas mayores primero, y yo posteriormente aprendimos a escuchar, a servir y a hacer un poquito más felices a todas esas personas con nuestros guisos, caldos y sobre todo nuestra brasa», recuerda Félix en la carta, subrayando la filosofía de servicio y calidez que ha caracterizado al restaurante.

El cierre de Casa Royo simboliza el fin de una época para la gastronomía de Zaragoza y deja un vacío en el corazón de aquellos que encontraron en este restaurante un lugar de encuentro, celebración y disfrute. La sociedad, tanto en redes sociales como fuera de ellas, ha expresado su tristeza y gratitud por los años de dedicación, convirtiendo la despedida de Casa Royo en un homenaje a su legado de hospitalidad, tradición y buen hacer culinario.

Mientras Casa Royo cierra sus puertas, su recuerdo perdurará en la memoria como un testimonio del impacto que un restaurante puede tener en la vida de tantos. La historia de Casa Royo es un recordatorio de que detrás de cada plato hay historias, personas y pasiones que alimentan el alma tanto como el cuerpo.