La cesta de la compra navideña en España suele encarecerse notablemente, especialmente en lo que respecta a alimentos típicos como mariscos, pescados, cordero y ciertas verduras y frutas. Una estrategia efectiva para ahorrar es comprar estos productos con antelación y congelarlos, evitando así el aumento de precios que suele darse en diciembre.

Si se deben congelar, es preferible hacerlo crudos en bolsas al vacío. Para mariscos más grandes, como nécoras, bogavantes o centollas, se recomienda congelarlos cocidos para conservar su sabor. Se deben envolver en un paño humedecido con agua de cocción y almacenar en una bolsa de vacío, colocando a las centollas con las patas hacia arriba.

Gambas, langostinos y cigalas pueden congelarse crudos o cocidos y no es necesario pelarlos. Berberechos, navajas, almejas y mejillones deben limpiarse bien y congelarse vivos, descartando los que estén muertos o en mal estado.

Para descongelar mariscos, ya sean cocidos o crudos, se deben trasladar a la nevera al menos 12 horas antes de su consumo y consumirlos en menos de 24 horas. Otra opción es comprar mariscos ya congelados, que pueden descongelarse en la nevera o sumergidos en agua fría.

La carne, ya sea cordero, pollo o ternera, también se puede congelar de forma segura. La carne cruda debe conservarse en el frigorífico hasta 72 horas después de la compra y congelarse lo antes posible en bolsas de vacío. Es recomendable congelar piezas pequeñas para facilitar una descongelación rápida y uniforme. En el caso de carnes con grasa, es preferible retirarla antes de congelar.

Para descongelar la carne, se debe trasladar a la nevera el día antes de su uso o introducir la bolsa al vacío en agua fría, evitando el contacto directo con el agua.

La congelación no solo permite ahorrar dinero, sino que también ayuda a mantener el sabor y las propiedades nutricionales de los alimentos. Es crucial seguir las pautas de congelación y descongelación adecuadas para garantizar la seguridad alimentaria y el mejor sabor.