Si estás buscando una escapada de fin de semana cercana, Logroño es una estupenda opción. Situada a menos de 2 horas de Zaragoza siguiendo la autopista AP 68, la capital riojana ofrece un rico patrimonio arquitectónico y una amplia oferta gastronómica, lista para sorprender a sus visitantes.

Entre sus atractivos mas famosos y conocidos, destaca la Concatedral de Santa María de la Redonda, sin olvidarnos de la icónica calle del Laurel, una de las zonas de tapeo más famosas de todo el país junto al Barrio Húmedo de León o el Tubo de Zaragoza.

Logroño es una ciudad que invita a perderse, a disfrutar de su ambiente de una forma relajada alejada del estrés de las grandes capitales. Para empezar, y tomar un poco el pulso a la ciudad, nada mejor que recorrer el Paseo del Espolón, con la estatua ecuestre del General Espartero, o perderse en calles como Ruavieja (forma parte del Camino de Santiago), Portalés (con los soportales que le dan nombre), Herrerías, Marqués de San Nicolás o la plaza del Mercado.

Entre los monumentos más importantes, no hay que dejar de visitar la Concatedral con sus imponentes torres barrocas, la iglesia gótica de San Bartolomé (el templo más antiguo de la capital riojana), la iglesia barroca de Santiago el Real , o los tramos que se conservan de la muralla del Revellín

Entre los tramos mejor conservados de la antigua muralla medieval que rodeaba la ciudad destacan el Cubo del Revellín, una solida fortificación construida entre 1522 y 1524, y la Puerta del Revellín, la única entrada original que se mantiene en pie.

Otro punto que no hay que dejar de visitar es el Puente de Piedra que cruza el Ebro y que servía de punto de acceso a la ciudad a los peregrinos que hacían el Camino de Santiago. El puente original es del siglo XIII, pero tuvo que ser reconstruido a finales del siglo XIX tras un derrumbe.

El Museo de la Rioja es otra opción para conocer la historia de esta Comunidad vecina. Situado en un edificio del siglo XVIII, el palacio de Espartero, en este museo se puede conocer la historia de La Rioja desde la Prehistoria hasta la actualidad. Y si te gustan las miniaturas, tampoco debes dejar de visitar Ak Museum, un museo interactivo sobre modelismo, con una amplia colección de miniaturas.

Si te quedan ganas de seguir paseando, puedes visitar los dos grandes espacios verdes de la ciudad: el Parque del Ebro, o el Parque de la Ribera. Este está algo más alejado del centro, pero tiene un mirador al río que es interesante visitar.

QUÉ COMER EN LOGROÑO

Visitar Logroño es sinónimo de visitar la calle Laurel. Esta estrecha calle está repleta de bares de tapeo que puedes ir recorriendo para probar la especialidad de cada local, acompañada de un corto de cerveza o de una copa de vino Rioja. Locales hay para dar o repartir, aunque algunos de los imprescindibles son los champis de El Soriano y del Bar Ángel, las patatas bravas del Jubera o de la Taberna del Laurel, la oreja rebozada de El Perchas o el pincho moruno de Páganos.

También puedes visitar La Tavina para probar su careta crujiente, la oreja rebozada de El Perchas, el Matrimonio, del Blanco y Negro o el pincho de tortilla del Sebas. Y ya que hablamos de tortilla, nada mejor que probar la que hacen en el Bar Tizona, un bar algo alejado de la calle Laurel y que se alzó en 2022 con el premio a la Mejor Tortilla de Patatas de España en Alicante Gastronómica. Otro clásico en la ciudad es el Café Moderno, un café de más de 100 años de antigüedad donde es típico comer su bocadillo de calamares.

Si buscas un restaurante con Estrella Michelin, en Logroño hay tres opciones. La primera de ellas es Kiro Sushi, uno de los mejores restaurantes japoneses del país con Félix Jiménez al frente. También puedes disfrutar de las Estrella Michelin, en Ikaro, el proyecto de los chefs Carolina Sánchez e Iñaki Murua, y Ajonegro, con los chefs Mariana Sánchez y Gonzalo Baquedano.

Junto a los Estralla Michelin, hay otro restaurante logroñés que aparece en la Guía Michelín, aunque en este caso en la categoría Bib Gourmand: La Cocina de Ramón. En este restaurante, con el chef Ramón Piñeiro al frente, tienen apuestan fuerte por los productos de mercado, las verduras de la huerta rionaja y por los platos de cuchara dentro de una cocina tradicional actualizada.

Por último, si buscas un lugar para dormir, una estupenda opción es alojarse en Áurea Palacio de Correos. Este hotel de cinco estrellas está situado en lo que fue la antigua sede de Correos, un edificio que conserva la esencia inicial respetando la fachada y los buzones con cabeza de León que también podemos ver en el palacio neomudéjar de Correos de Zaragoza. En sus pasillos, contemplarás una colección de postales antiguas.