Las retiradas de productos alimenticios de los estantes no son raras. A veces se deben a problemas de salud identificados durante controles, y otras veces son puramente comerciales. El mes pasado, vimos ejemplos de ambas categorías.

Uno de los casos más relevantes fue el de las tabletas de chocolate Milka MMMAX Luflée Caramel. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) detectó un fallo en el etiquetado en español. Las tabletas no identificaban correctamente los alérgenos en un lenguaje comprensible para el consumidor español.

El problema surgió debido a un error de envasado, y las tabletas se etiquetaron para otros mercados europeos en lugar del español. Aunque el producto en sí cumple con las normas de calidad y seguridad, el etiquetado incorrecto representa un riesgo para aquellos con alergias alimentarias específicas.

El incidente pone de relieve la importancia del etiquetado adecuado. El conocimiento claro y correcto de los ingredientes de un producto es vital, especialmente para aquellos que sufren de alergias o intolerancias. En este caso, las autoridades actuaron con rapidez, informando al público y solicitando la retirada del producto de los estantes.

En otro caso, el supermercado Aldi, originario de Alemania, decidió retirar el entrecot de vaca de raza rubia gallega de su marca «El Mercado» de todos sus establecimientos. La razón detrás de esta decisión no fue comunicada en detalle, pero parece ser más comercial que de salud.

Estos incidentes reflejan la necesidad de controles estrictos y una comunicación transparente con los consumidores. Ya sea por problemas de salud o por cuestiones de calidad, las empresas y las autoridades tienen la responsabilidad de garantizar que los productos que llegan a las manos de los consumidores sean seguros y cumplan con los estándares prometidos.

Además, en un mundo donde la información viaja rápido, las marcas tienen que ser proactivas en la gestión de estas situaciones para mantener la confianza del consumidor.