El Palacio de la Diputación General del Reino de Aragón, también conocido como Casas del Reino, ha sido un emblema histórico en la ciudad de Zaragoza desde su construcción entre 1436 y 1450.

Ubicado estratégicamente en el corazón de la ciudad, entre la catedral del Salvador y la iglesia de Santa María, frente al Puente de Piedra, este majestuoso edificio fue erigido como sede de la Diputación del General del Reino de Aragón, las Cortes y el Justicia de Aragón.

Durante siglos, el palacio fue testigo de importantes acontecimientos políticos y artísticos, representando la esencia misma del poder y la tradición aragonesa. Sin embargo, su historia también está marcada por momentos de adversidad, como el devastador incendio desencadenado por las bombas del ejército de Napoleón durante el sitio de Zaragoza en 1809.

A pesar del daño sufrido en el incendio, el palacio no fue completamente destruido y parte de su valiosa documentación pudo ser rescatada. Sin embargo, abandonado por las instituciones públicas y convertido parcialmente en viviendas, el edificio cayó en desuso y comenzó a deteriorarse.

Así era el edificio de la Diputación General del Reino de Aragón, junto al Puente de Piedra, durante la Edad Media / HOY ARAGÓN

En 1830, el palacio fue cedido al arzobispo de Zaragoza y se inició la construcción del Seminario Conciliar utilizando los restos del antiguo edificio. A lo largo del tiempo, el palacio fue objeto de diversas reformas y adaptaciones, reflejando la evolución arquitectónica de la época.

Aunque hoy en día solo quedan algunos vestigios de su esplendor pasado, el Palacio de la Diputación General del Reino de Aragón sigue siendo un símbolo de la historia y la cultura de la región. Sus ruinas evocan una época de grandeza y esplendor, recordando a las generaciones futuras la importancia de preservar y valorar nuestro patrimonio histórico.

LA DIPUTACIÓN GENERAL DE ARAGÓN: ORIGEN Y SIGNIFICADO

Pero, ¿qué significaba exactamente la Diputación General de Aragón? En el contexto de la antigua Corona de Aragón, cada territorio tenía sus propias instituciones de gobierno, y las decisiones políticas se tomaban en las Cortes Generales, donde el rey se reunía periódicamente con representantes de cada territorio para discutir asuntos comunes de gobierno.

La Diputación General de Aragón es la continuación de la antigua Diputación General del Reino, que inicialmente tenía un papel fiscal pero evolucionó hacia un órgano político encargado de representar y defender los intereses del Reino de Aragón, especialmente en ausencia prolongada del rey o entre períodos de Cortes.

Fue establecida por las Cortes de Zaragoza en 1364 para administrar y recaudar impuestos, como el impuesto de las «generalidades», que afectaba a todas las clases por igual y se aplicaba como un derecho de aduana.

Esta diputación estaba formada por ocho diputados, elegidos entre los diferentes estamentos de las Cortes: cuatro nobles, dos clérigos y dos ciudadanos. Su selección se realizaba mediante un proceso de «insaculación», donde los nombres de los candidatos se colocan en bolas de cera y se seleccionan al azar.

Sin embargo, en la práctica, el acceso a este cargo estaba reservado principalmente a ciertas familias privilegiadas, ya que los candidatos debían cumplir ciertos requisitos, como no poder ejercer oficios mecánicos.

La Diputación General del Reino tenía una serie de consejeros y funcionarios a su cargo, con sede y archivos en unas casas cerca del Puente de Piedra de Zaragoza. Desafortunadamente, durante la Guerra de los Sitios, todo esto se perdió.

Sus funciones principales incluían la protección de los intereses fiscales, la vigilancia y protección de las mercancías comerciales, el mantenimiento de infraestructuras viarias, el control de la sanidad pública y la seguridad ciudadana, e incluso el mantenimiento de un ejército propio conocido como la Guarda del Reino.