Las órdenes militares estuvieron muy presentes a lo largo y ancho del Reino de Aragón. Desde las grandes ciudades como Zaragoza, hasta comarcas como el Cinca Medio o el Maestrazgo, donde tuvieron gran presencia y poder. Hasta su nombre proviene de las grandes maestres de las órdenes.

Las órdenes llegaron a ser tan influyentes que estuvieron a punto de quedarse con el Reino de Aragón si se hubiera cumplido el testamento de Alfonso I El Batallador. Pero por suerte, la historia cambió el rumbo y Aragón evitó que el Temple, el Hospital y el Santo Sepulcro se repartieran el reino.

Entre todas las órdenes militares medievales, destaca una por encima de todas. Por su poder, y por la leyenda y el misterio que la envuelve: la Orden del Temple. Una orden fundada en el siglo XII para proteger los Santos Lugares y que acumuló poder y riquezas gracias a su papel en las cruzadas y a su apoyo a monarquías de todo el continente, convirtiéndose en toda una potencia militar y económica que se extendió por Oriente Medio y Europa.

En el siglo XIV, y tras la persecución a la que la Orden del Temple fue sometida en Francia para hacerse con sus tesoros y evitar que acumularan todavía más poder, el Papa Clemente V emitió un edicto que suspendía la Orden del Temple, comenzando así la debacle de la orden.

Aragón no escapó de esa influencia. Dado que eran monjes guerreros, los templarios tuvieron un papel clave a la hora de expandir y defender las fronteras del reino, poseyendo así numerosos castillos. Esa presencia se extendió no solo por el viejo Reino, sino que lo hizo por el conjunto de la Corona de Aragón, dejando una importante ruta templaria.

LA RUTA TEMPLARIA EN LA CORONA DE ARAGÓN

Castillo de Monzón / Turismo de Aragón

La huella templaria en Aragón es larga, pese a que muchas de sus posesiones han desaparecido, tal y como sucedió con el convento y la iglesia de esta orden militar en la capital aragonesa, o con muchos de los castillos que prácticamente han desaparecido por todo el viejo Reino.

Entre todos los castillos templarios, destaca sin duda el Castillo de Monzón, un castillo construido en un cerro a más de 300 metros de altura que se convirtió en la sede de la principal encomienda templaria de la Corona de Aragón, además de ser el último refugio del Temple en la Corona de Aragón tras su caída en desgracia a raíz del edicto del Papa Clemente ordenando su disolución.

En el Maestrazgo hay un buen número de fortalezas y restos de los templarios. Desde el castillo de Cantavieja, construido para vigilar la frontera entre Aragón y los territorios musulmanes de Valencia y del que solo que parte de la muralla y de un torreón, hasta los restos del castillo de Castellote, una de las fortalezas templarias más grandes del Reino. En la actualidad, solo se conservan restos de la torre del homenaje, murallas y la sala capitular. O Mirambel, una preciosa localidad que también tuvo su fortaleza templaria.

Construida a mediados del siglo XIII, fue reformado en el siglo XIX para ser convertido en vivienda hasta que fue demolido durante las Guerras Carlistas. Todavía quedan en pie muchos de sus muros, o los arcos apuntados de acceso. Además, los templarios también fortificaron la villa con una muralla de mampostería y sillería, que fueron reutilizados para hacer viviendas. En la Iglesuela del Cid también queda el vestigio de otro antiguo castillo templario, la torre de Nublos.

El Castillo de Alfambra fue otro de los castillos más importantes del sur de Aragón, aunque apenas quedan restos. Fue reconquistado en el siglo XII a los musulmanes, siendo cedido a la Orden de Monfragüe, una orden que se unificó a la Orden del Temple.

Saltando la frontera a Cataluña, podemos visitar en Lérida el castillo de Gardeny. En esta ciudad, que fue parte del reino de Aragón desde su reconquista en 1149 hasta 1301, cuando Jaime II mueve la frontera este del Reino desde el río Segre hacia el Noguera Ribagorzana, se levanta esta fortaleza construida por los templarios en el siglo XII.

En Tarragona nos encontramos con el Castillo de Miravet, otra de las grandes fortificaciones templarias de la Corona de Aragón. El territorio fue conquistado por Ramón Berenguer IV a mediados del siglo XII, y la zona fue gobernada por los templarios desde este castillo-convento que fue clave por su situación como vía de acceso del interior hacia el Mediterráneo.

Un poco más al sur nos encontramos con el castillo de Tortosa. Situado cerca de la desembocadura del Ebro y del Mediterráneo, este castillo fue donado a los templarios por Alfonso I en el siglo XII. Y desde aquí se planificó la conquista de Peñíscola.

Precisamente en Peñíscola tenemos otro de los grandes castillos templarios de la Corona de Aragón. Conocido como castillo del Papa Luna, ya que allí residió el papa aragonés Benedicto XVI, esta fortaleza imponente se ha convertido en el icono de esta localidad castellonense. Situado sobre un peñón a 64 metros sobre el nivel del mar, el castillo fue construido por los templarios sobre los restos de la antigua alcazaba árabe entre 1294 y 1307.