El grupo Aramón ha cambiado la fisionomía del Pirineo aragonés donde el esquí sigue siendo el rey. Desde el inicio de este holding, participado en partes iguales por el Gobierno de Aragón e Ibercaja, el crecimiento de Aramón ha sido constante y sin ponerse ningún techo. La reinvención del concepto del esquí, vinculado más hacia un target social y de ocio paralelo, es culpa de Aramón. Y gran parte de esta ‘culpa’ la tiene Antonio Gericó, actual presidente del Grupo y vinculado durante décadas a Aramón.

Gericó, natural de Sallent de Gállego, lleva vinculado al sector de la nieve, y concretamente a la estación de Formigal, desde que nació en 1969. Cinco años antes, en 1964, se había creado la estación del grupo Aramón. Al ser su padre uno de los primeros trabajadores de la estación de Formigal, Antonio vivió la empresa desde dentro desde sus inicios ya que «subía por la mañana muy tempranito con él cuando iba a trabajar igual que los hijos de otros trabajadores, nos soltaban a esquiar todo el día y cuando terminábamos de esquiar nos bajábamos a casa con ellos”.

Tras una temporada «que claramente no será la mejor de la historia», pero en la que han sido capaces de generar empleo y mantenerlo en porcentajes «casi normales de cualquier temporada», Antonio Gericó, en esta entrevista con HOY ARAGÓN, repasa su trayectoria, el cierre de la temporada de esquí en el grupo Aramón y los retos del sector en el futuro.

PREGUNTA. Lleva ya 8 meses al frente de Aramón como presidente ejecutivo. Cuando comenzó hace más de 17 años a trabajar para el grupo, ¿imaginaba esta trayectoria? 

RESPUESTA. No me lo había planteado, siempre he ido en la línea del día a día. Estuve trabajando fuera, en Baleares, cuando volví al valle por situaciones personales trabajé en hoteles, y cuando me ofrecieron ser director de Formigal me hizo mucha mucha ilusión.  

Es un sector muy bonito, que había visto desde cerca de pequeño, primero con mi padre, luego fui profesor de esquí para ganarme un dinero durante las vacaciones… Al final una estación de esquí implica mucho para la economía de los valles y me parecía un reto importantísimo para mí, aquello en aquel momento ya colmaba mis expectativas, de hecho, me hizo cambiar algún proyecto personal que tenía para dedicarme a esto.  

Tras casi dos décadas de trayectoria profesional en Aramón ha vivido grandes cambios que ha experimentado el grupo, ¿qué grandes retos destacaría? 

Hemos pasado de ser una práctica solamente deportiva, que sigue siendo la parte importante, a algo ya muy aderezado con otros componentes como el experiencial, toda la parte de gastronomía, musical, experiencias de todo tipo que nos han hecho estar ya más diferenciados respecto a otros players del sector.  

Hemos traído otras experiencias como el “après-ski” que fuimos los primeros y ya empiezas a ver que lo tratan de imitar el resto de competidores. Aunque yo también te diría que no competimos solo con el esquí, que somos un modelo de ocio que competimos con mil variedades de ocio.

Al final eso no lo podemos olvidar, que tenemos que ser lo suficientemente buenos para que la gente nos elija por encima de otras alternativas de ocio que son muy potentes hoy en día.  

Aramón

Hace no mucho que ha finalizado la temporada de esquí, ¿cuál es el balance que hace de esta temporada que ha resultado a grandes rasgos tan crítica por la escasez de nevadas? 

Ha sido una temporada de las que de vez en cuando llegan, complicada y difícil en lo meteorológico. Aquí no se trata de decir si va a nevar o no, yo creo que va a nevar siempre, de hecho ahora tenemos una cantidad de nieve en la montaña que es increíble, pero es cuándo va a nevar, el momento adecuado. 

Hay que estar preparados para combatir un poco esas vicisitudes que a veces la meteorología te puede poner en el camino. Y lo hemos hecho bien, saldremos airosos en una temporada que claramente no será la mejor de la historia pero que no va a ser un descalabro. Hemos sido capaces de generar empleo y de mantenerlo en unos porcentajes casi normales de cualquier temporada. Hemos hecho ese esfuerzo que al final es el compromiso que tiene la sociedad con sus trabajadores, con nuestros compañeros de trabajo, mucha gente al final que viene de fuera que tienen que alquilarse un piso… 

Es un esfuerzo importante que también se ha notado en toda la economía de los valles. Al final los restaurantes, hoteles, etc., como nosotros se han mantenido abiertos, podríamos haber tenido alguna época con más ocupación como Navidades, no hay que negarlo, pero luego en el cómputo de toda la temporada ha sido una temporada muy dura pero la hemos salvado.  

¿Qué fechas objetivo se marcaron para empezar la temporada?

Nuestro objetivo siempre es lo antes que podamos en el mes de noviembre, sobre el puente de la Constitución. Hay años que se abre con unas condiciones tremendas, pero por lo general abres un poco con lo que tienes y lo que puedes, lo que ha caído y lo que has hecho.  

Y a partir de ahí marca la fecha siempre Semana Santa. Las fechas importantes son: si puede ser en el puente fenomenal, son Navidades y es una fecha muy importante para el sector y luego un poco la Semana Santa, que viene a ser buena o mala en función de cuándo cae. Si la Semana Santa te cae temprana es buena, pero si cae ya muy hacia el final en abril a veces es complicada porque estamos en un país donde hay una potencia tremenda de la costa y ahí ya compites con eso

Este año en Valdelinares abrimos ya para el puente de la Constitución y el resto antes de Navidad, 13-14 de diciembre.  

En cuanto a las previsiones de cifras que tenían para esta temporada, ¿han alcanzado objetivos o la temporada ha resultado peor de lo previsto? 

Nos hubiera gustado como el año anterior pasar del millón de esquiadores que es lo que venimos haciendo estos últimos años, nos hemos quedado en 800 y algo mil, que no está mal dado la temporada que hemos tenido. Pero lo que sí hemos cumplido son los objetivos de impacto en el empleo que hemos generado y en la economía de los valles, hemos mantenido la economía funcionando un año que ha sido una temporada rara.  

Aramón tiene un gran impacto en la comunidad, ¿cuál es este impacto en cifras a nivel económico y social? ¿Cómo contribuye al desarrollo local y al turismo en Aragón?

De cada euro motivado por el esquí que se genera en el territorio, nosotros nos quedamos 20 céntimos y el resto va al territorio, esto son restaurantes, hoteles, gasolineras, etc., todo lo que se genera alrededor.  

También por cada contrato que nosotros hacemos se hacen 12. Eso es un dato clarísimo, hay pocas cosas que tienen tanta capacidad tractora o de generar impacto económico en la zona de influencia como puede ser el esquí a día de hoy.  

En temas de empleo prácticamente nosotros hemos estado a más de 1.000 trabajadores en temporada, hemos podido tener alguno menos pero en momentos determinados, y lo que me consta es que el empleo en las zonas donde hay estaciones de esquí claramente ha estado por encima de otras zonas.  

Respecto al PIB, normalmente generamos un gran impacto, en la provincia de Huesca es un 12-13%, y si te vas a los valles estás casi cercano al 30%, entonces la responsabilidad que tenemos con eso no la eludimos.

El 80% de nuestros proveedores en restauración son aragoneses. Además ese turismo de fuera para en la gasolinera, comen mientras suben, paran en Zaragoza… Hay pocas cosas que generen, a día de hoy, tanta capacidad de monetizar rentas para una comunidad como puede ser el esquí. No en Aragón, sino en general, en Andalucía, Cataluña, Andorra… 

¿Están adoptando nuevas tecnologías tanto en las instalaciones como a nivel de gestión más enfocado en simplificar procesos, gestiones turísticas…?

Hay tecnologías disruptivas o que van a generar un cambio de paradigma brutal en miles de negocios, la IA, la generativa, el deep learning, todas estas tecnologías que de alguna manera vas incluyendo en tus procesos.  

Con el Internet de las cosas, creo que somos pioneros en eso, hemos avanzado muchísimo en tener muchos de los elementos sensorizados. A nivel de seguridad, de procesos, de consumos, hace que seamos muchísimo más eficientes. Ahí sí que vamos totalmente alineados con los tiempos que corren, con la sostenibilidad: gastar menos, cuidar mucho más tu entorno y siendo mucho más eficientes a la hora de usar nuestros recursos para aquello que al final genera un valor a nosotros como compañía, pero también en el territorio.  

¿Y enfocado en atractivos para el cliente?

Se puso en marcha ‘M Experience’ que es un tema muy experiencial que nos ha dado un resultado muy gratificante y satisfactorio y nos ha acercado a partners y compañías que a lo mejor antes no las tenías tanto en el radar. Es un momento en el que avanzaremos mucho en procesos gracias a la automatización, sistemas de innivación, que va a ser uno de los proyectos, digamos, que vamos a coger con mucha fuerza en los próximos años y todo lo que hace referencia un poco a lo que es la sostenibilidad.

En esto estamos concienciados, llevamos años trabajando, hemos probado sistemas de biocombustibles, pretendemos reducir nuestra huella de carbono de manera muy clara con la utilización de los recursos… Estamos con muchas líneas de trabajo. Hace años que no tenemos plásticos que no sean reutilizables en el grupo, reutilización de material más industriales como poleas, gomas, caucho, etc.

Desde hace años que ya vamos cerrando con energías 100% renovables. Para nosotros es importante cuidar la montaña que es lo que nos da de comer, aunque ocupamos una parte de ella, para nosotros es prioritario y es estratégico. 

¿Qué estrategias se están llevando a cabo de adaptación al cambio climático?

Se trabaja en la montaña muchísimo, revegetamos con especies naturales en aquellas zonas que permiten de alguna manera recepcionar mejor y que aguante mejor la nieve y luego todos estos sistemas nuevos que te decía de innovación, tecnología nueva donde sabemos perfectamente cuánta nieve tenemos en cada sitio, cuánta tenemos que producir para no malgastar o malgastar recursos.  

Cuando produces nieve, por ejemplo, si preparas perfectamente el terreno para que no haya oquedades, para que no haya sitios donde mal inviertas esfuerzo a la hora de hacer nieve, con menos cantidad de nieve puedas abrir una pista.

Uno los grandes retos en Aramón es la desestacionalización, ¿cómo lo están gestionando? 

Llevamos ya años trabajando en aquellas zonas que tenemos más potencial o quizá más demanda o que creemos que podemos ser más atractivos, que dentro de nuestras estaciones son Formigal, Panticosa y Cerler.  

Tenemos actividades desde abrir las telesillas para excursiones acompañadas, hay un programa que se llama ‘Convertirte en Montañero’, en el que, a gente que no tiene ningún tipo de experiencia, le damos nociones que van desde cómo caminar, conocer la flora, la fauna, cómo equiparte, cómo empezar a incorporarte a la montaña; tenemos también bicicletas, que es una de las grandes apuestas, sobre todo las eléctricas.

Estamos en un país eminentemente costero, con una cantidad de playa tremenda, la mentalidad del español es muy invierno montaña, pero quizá verano playa y poco a poco tenemos que ir siendo atractivos para atraer a la gente también en esas épocas.

Tienes mucha gente extranjera que esto sí que lo aprecia y también viene gente, con estancias más cortas, que viene a un concierto de Pirineo Sur, a fiestas de los pueblos, que hace alguna caminata y el radio de acción del público es mucho mayor, puedes tener a alguien alojado en Benasque pero que ha ido al Somotano, que ha ido a ver Sijena o si está en Jaca ha subido a Formigal, a San Juan de la Peña, hay un mayor abanico y la movilidad es mucho más fácil.  

¿En qué punto está la unión de estaciones por la Canal Roya? 

Nosotros presentamos todo el proyecto que está ahora en fase de tramitación. El Gobierno busca el máximo consenso, que sea de interés y que además sea viable. Yo creo que todos esos factores a nuestro juicio se cumplen y no nos escondemos al decir que es un proyecto que es necesario para el sector del esquí en Aragón

Se está moviendo todo el mundo, nuestros competidores y amigos. Andorra, Baqueira, Sierra Nevada, todo mundo en Europa e incluso en Estados Unidos, es la tendencia y se trata de hacerlo bien, pero es importante si dentro de x años, unos 20-25, queremos que Aragón siga siendo alguien en el mundo del esquí con todo lo que eso implica: generar economía en las zonas donde estamos, empleo y actividad. 

Si hace 60 años casi ya en Formigal no hubiera habido una gente que hubiera dado ese paso de visión, hoy en día no habría niños en las escuelas, no habría economía como la que hay, y a nosotros nos toca pensar con otras claves también de mucho más respeto ambiental, más sostenibilidad, pero pensar en el futuro y en generar las bases y los pilares para que mucha gente pueda acercarse a la montaña y siga disfrutando en la manera que sea.

A día de hoy la alternativa más viable y potente, la que más genera es la nieve. Entonces lo que hay que hacer es irse adaptando a estos tiempos y a nosotros –Formigal, Astún, Candanchú y los valles de influencia– el proyecto nos acercaría a un público que aún no existe que es internacional, también a unas ocupaciones entre semana que son necesarias, una mayor eficiencia de la infraestructura que ya hay montada y que no supone hacer nada nuevo, es conectar lo ya existente.