Circulando por la carretera entre Barbastro y Ainsa, entre bosques y aguas cristalinas, emerge de repente el Santuario de Torreciudad, para sorpresa de los viajeros que no se esperan encontrar este centro mariano de primer orden situado en un lugar paradisiaco, a orillas del pantano de El Grado.

Este santuario, corazón del Opus Dei, forma parte de la Ruta Mariana junto a templos como El Pilar, Lourdes, Montserrat y Meritxell (en Andorra), además del propio Torreciudad. Y es visitada cada año por miles de personas, siendo uno de los principales centros turísticos de la zona.

La construcción del actual santuario de Torreciudad tiene su origen en los años 60, siguiendo los deseos de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Allí, en este lugar de la comarca de la Ribagorza, se veneraba desde el siglo XI una imagen de Santa María, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles. La talla, una imagen de Virgen Negra sedente, con el Niño Jesús sentado delante, es de origen románico, era venerada desde tiempos medievales en una ermita situada en un escarpado sobre el Cinca que recibía visitas y romerías de los habitantes del Somontano y la Ribagorza.

El deseo de levantar el santuario por parte de Escrivá de Balaguer corresponde al agradecimiento por parte del fundador del Opus Dei a la Virgen. Según la tradición, Balaguer fue llevado en peregrinación a la ermita cuando contaba con tan solo dos años, tras haber sufrido una grave enfermedad que hizo temer por su vida.

Torreciudad hunde sus orígenes en el siglo XI / Torreciudad

En los años 60, el fundador del Opus Dei decidió construir un nuevo santuario para agradecer a la Virgen su intercesión. Lo situaría junto a la ermita del siglo XI. Para construirlo entre 1970 y 1975, Escrivá de Balaguer contó el arquitecto numerario del Opus Heliodoro Dols, quien creó un completo que destaca por la modernidad y por la variedad de formas que reinterpretaron de de forma creativa los elementos constructivos tradicionales aragoneses, con el ladrillo caravista y el alabastro como grandes protagonistas.

Ante la gran plaza que articula el complejo, ideada para acoger la presencia de miles de peregrinos, se levanta la iglesia. En su interior, destaca el retablo realizado en alabastro por el escultor Joan Mayné, inspirado en los retablos que podemos ver en catedrales aragonesas como la de Zaragoza o la de Barbastro.

En Torreciudad hay una capilla dedicada a la Virgen del Pilar / Torreciudad

Las escenas policromadas representan distintos momentos de la vida de la Virgen María. En el camarín se puede contemplar la talla románica de Nuestra Señora de Torreciudad que se encontraba en la vieja ermita. También destaca una imagen en alabastro de san Josemaría, un par de órganos. En el santuario también destacan varias capillas dedicadas a Nuestra Señora del Pilar, a la Virgen de Loreto, a la de Guadalupe y a la Sagrada Familia.

Repartidos por el recinto del santuario están representados en cerámica los veinte Misterios del Rosario, obra del artista aragonés José Alzuet, mientras que bajando desde la explanada principal a la antigua ermita se disponen las escenas de los Dolores y gozos de san José, catorce momentos de la vida del esposo de María realizados en azulejos por Palmira Laguéns.