Precisamente ahora se cumplen 87 años desde que aquel 3 de agosto de 1936 dos bombas cayesen en el interior de la Basílica del Pilar desde un avión bombardero que despegó de Barcelona y no explotasen. Es un reclamo turístico que miles de personas que visitan la Basílica cada año fotografían como parte de la historia de la ciudad y del templo católico, “y nada más”, aseguran desde el Cabildo.

Los canónigos y máximos representantes de la Iglesia con el Deán del Cabildo a la cabeza no quieren acrecentar todavía más esta polémica que ha suscitado mucho revuelo en la opinión pública zaragozana. Tan solo aclarar su postura de manera clara y rotunda para no entrar en equívocos.

En declaraciones exclusivas a HOY ARAGÓN, han explicado fuentes cercanas al Cabildo que es cierto que están estudiando cómo retirar parte de una inscripción “que si que hace referencia al enfrentamiento”. Se trata de inscripción en latín, situada a uno de los lados del coro del templo donde se puede leer:” Tras la guerra de liberación de la patria y obtenida felizmente la victoria, los fieles cristianos de toda España, agradeciendo a la bienaventurada Virgen María del Pilar al haber escuchado sus votos, la visitan como peregrinos con filial amor y piadosa penitencia…”.

El Senado, a instancias de Compromís, pedía al Gobierno aragonés y al Ayuntamiento de Zaragoza la retirada de lo que consideraban otros símbolos franquistas en el interior del Templo. Aquí también incluían las bombas, “por ser ingrediente de la propaganda nacional católica en el inicio de la guerra civil”.

En el primer caso, el de la inscripción, la Iglesia cumplirá con la Ley de Memoria Histórica. Sin embargo, y aquí también coinciden con el gobierno aragonés, explican textualmente, “no vemos ningún problema en el caso de las bombas caídas en El Pilar”.

“No hace referencia ni a bandas, ni a enfrentamientos, ni a represión, ni a dictadura. Son un elemento de la historia que dan sentido a los agujeros que produjeron en su caída”, explican fuentes cercanas al Cabildo. “También existen otros vestigios de la historia, concretamente en la fachada norte del templo. Los agujeros de bombas y balas que permanecen y que fueron obra de los ataques del ejército de Napoleón durante los sitios de Zaragoza”, añaden estas mismas fuentes.

“Coincidimos con la autoridad civil en que no vulnera la ley; el texto que aparece bajo las dos bombas es tan solo la fecha”, relatan desde el Cabildo.

SEGUNDO INTENTO DE RETIRAR LAS BOMBAS

Dos veces en la historia se han presentado propuestas para quitar las bombas de la columna de El Pilar. La primera tuvo como protagonista al delegado del Gobierno en Aragón desde 2004 hasta 2011, Javier Fernández, quien medió en 2005 con el Deán del Pilar para solicitar la retirada de las dos bombas; no prosperó.

Ahora, amparado por el texto de la Ley de la Memoria Histórica, aprobada el año pasado, un ciudadano anónimo reitera esta petición. Era la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón quien recibía el pasado mes de noviembre dicho requerimiento.

“Insistimos en que no queremos ahondar en la polémica, simplemente expresamos una opinión común patrimonio de la DGA”, sentencian fuentes cercanas al Cabildo. Las bombas seguirán estando expuestas a la vista de turistas y zaragozanos que, en su mayoría, las ven como un triste legado de la historia más negra de España que nos debe recordar que cosas así no pueden volver a suceder nunca más.