La primavera invita a la aventura y al descubrimiento, y qué mejor manera de sumergirse en la belleza natural de Huesca que a través de las alturas, pero sin tener que volar. ¿Cómo? Realizando una de las tres rutas que ofrece la provincia (o las tres) a través de pasarelas colgantes. Estos recorridos ofrecen una combinación única de adrenalina, senderismo e ingeniería que permiten que cualquier tipo de usuario pueda pasear entre cañones y barrancos con total seguridad.

El primero de esos pasos colgantes lo encontramos en el valle de Tena, en Panticosa. Se trata de un recorrido de 800 metros suspendido sobre el río Caldarés. A lo largo de este viaje de aproximadamente una hora, los visitantes pueden admirar la obra escultórica del río sobre la roca, formando pozas y badinas de aguas cristalinas. Además, desde el mirador O Calvé se ofrecen vistas panorámicas de Panticosa y sus montañas, un espectáculo digno de fotografiar.

El recorrido empieza en la estación de esquí, desde donde hay que aproximarse andando unos 100 metros hasta llegar al inicio de las pasarelas. Entre sus características técnicas destacan sus 160 metros de desnivel. No se permite la entrada a menores de 7 años (incluido bebés en mochilas porteadoras) ni animales de compañía.

EL ENCANTO GEOLÓGICO DE LAS PASARELAS DE ALQUÉZAR

Rodeando la villa medieval de Alquezar, esta ruta de dos horas sumerge a los caminantes en el congosto del cañón del río Vero. Estas pasarelas se han convertido en una de las rutas senderistas más frecuentadas de todo Aragón. Alquezar, uno de los pueblos más bonitos de España, unido a la belleza de este tramo del río Vero, hacen que cada año miles de visitantes realicen este sencillo pero espectacular recorrido que nos permite adentrarnos en este singular enclave natural de la Sierra de Guara.

La travesía comienza en la plaza Rafael Ayerbe, descendiendo por el Barranco de la Fuente hasta llegar al río, donde la Cueva de Picamartillo aguarda con sus secretos erosionados por el tiempo. La caminata sigue por el Azud y se adentra en un conjunto de pasarelas que culminan en el Mirador del Vero, ofreciendo vistas excepcionales que capturan la esencia del río, el barranco, y la propia Alquézar.

En estas pasarelas sí están permitidos niños y mascotas, aunque éstas deben ir atadas.

PASARELAS DE MONTFALCÓ, UN DESAFÍO A LA NATURALEZA

Un desafío de paisajes. Así podemos describir este camino de tablas que va zigzagueando por los cortados calizos de hasta 500 metros que bordean del río Noguera Ribagorzana. La Ruta de las Pasarelas de Montfalcó promete una experiencia inolvidable. El recorrido conecta con la Ermita de Santa Quiteria, ofreciendo vistas panorámicas del embalse de Canelles y del Congost de Mont Rebei. La ruta es con tramos de escaleras que ascienden por desniveles pronunciados y puentes colgantes que desafían la gravedad.

Las pasarelas son de madera con fijaciones de acero clavadas a la roca. Ambas salvan desniveles de 33 y 50 metros, respectivamente, zigzagueando por el barranco con vistas de auténtico vértigo. Junto a ellas, el puente colgante de 35 metros de largo que cruza de Huesca a Lleida, otro emocionante paso en este paraje tan singular.

Existen tres opciones para volver: desandar el camino (alrededor de 15 kilómetros), contratar un taxi de regreso al punto de origen (70 €/vehículo) o alquilar un kayak y regresar por el embalse (kayak individual 45 €).