Año 1862. Franceses y españoles firman el tratado de Bayona, por el que los franceses permitían que ganaderos del valle de Broto subieran sus vacas a pastar al entorno del ibón de la Bernatuara durante los meses de verano. Unas semanas donde la hierba gala se convierte en española. Sin embargo, desde hace unos años, la entrada al país vecino se ha complicado debido a medidas administrativas para prevenir posibles contagios de enfermedades bovinas.

Una de las principales complicaciones es la obligación de realizar pruebas PCR para la rinotraqueítis infecciosa bovina (IBR) quince días antes de la subida de las vacas al puerto para que la prueba sea dada por válida. Un momento en el que las vacas ya están en monte, por lo que se hace más complicado el analizar la sangre de cada una de ellas, además del estrés psicológico que les produce. Por ello, los ganaderos del valle de Broto solicitan que se les permita hacer esta prueba dos meses antes, cuando el ganado está todavía estabulado.

«Son vacas vacunadas, con todas las pautas en regla, y el contagio es mínimo. Pedimos que nos permitan hacerles la prueba dos meses antes para evitar tener que recogerlas nuevamente, lo que es un riesgo tanto para ellas como para nosotros», explica uno de los ganaderos, Daniel Magallón.

La IBR se trata de una enfermedad vírica del ganado bovino, que ocasiona síntomas respiratorios y reproductivos y da lugar a importantes daños económicos, tanto directos, por la pérdida de fertilidad, como indirectos, ya que genera restricciones al comercio de animales, semen, óvulos y embriones.

La petición en nombre de estos ganaderos la realizó el diputado socialista, Enrique Pueyo, en el pasado pleno de la Diputación Provincial de Huesca, donde hizo hincapié en la complejidad que tiene realizar esta prueba del IBR cuando los animales ya están sueltos en pastos.

Por su parte, el director general de Agricultura del Gobierno de Aragón, Fernando Laguna, ha explicado que esa normativa no depende de ellos, si no del país vecino, y que ahora ya es tarde para convencerles. «El próximo 27 de junio tenemos un encuentro con ganaderos franceses en Andorra, y será una buena oportunidad para que puedan escucharnos», ha explicado Laguna. El Director General ha mostrado buena disposición para intentar negociar con Francia una excepción en el plazo de dos meses, pero reconoce que la decisión final depende de las autoridades francesas. «Yo puedo prometer ponerlo sobre la mesa, pero no que nos hagan caso».

Cada 22 de julio y hasta el 22 de septiembre, miles de reses de la Mancomunidad del Valle de Broto subirán al ibón de Bernatuara, en Francia, donde podrán pastar sobre una hierba que durante unos meses se convierte en española. Así se acordó en el Tratado de Bayona que Francia y España firmaron el 14 de abril de 1862. Y así se vive cada año desde entonces.

LA VACUNA DE LA LENGUA AZUL, OTRA CHINA EN EL CAMINO

Esta misma semana, ganaderos del valle de Broto se han reunido con el director general de Agricultura y Ganadería, Fernando Laguna, para poder explicarle todas sus reivindicaciones. Además de la ayuda para solicitar a los franceses el aumento de tiempos con la prueba de IBR, también le han solicitado que esos pastos entraran dentro del programa de la PAC, algo que, al ser territorio francés, «no puede encajar».

Pero la principal petición que han solicitado es que vuelva a subvencionarse la vacuna de la «lengua azul», una enfermedad vírica que hasta este año se pagaba a los ganaderos del valle de Broto desde el Gobierno de Aragón, lo que ha añadido un gasto más a los ganaderos del valle de Broto.

«Otros años nos financiaban la vacuna, pero este año nos han dicho que no la pagarán porque vamos a Francia por decisión propia, lo que sería discriminatorio para los demás, algo que podemos entender», comenta Daniel Magallón.

El Director General de Medio Ambiente ha afirmado que la financiación de la vacuna de la lengua azul de este año se ha recortado por ajustes presupuestarios. Pero sobre todo, la razón principal ha venido por el agravio comparativo con otros ganaderos de la comunidad, que sí tienen que pagar esa vacuna si salen a países extranjeros.

«El acuerdo con estos ganaderos se hizo en su momento con la anterior consejería, pero este año hemos decidido que era lo más justo para que no hubiera diferencias con el resto de ganaderos», explica Laguna.

Por el momento, este año tendrán que sufragar ellos mismos este gasto.