La Semana Santa en Aragón, con sus redobles y pasiones, es una celebración que despierta el fervor y la devoción en el corazón de sus habitantes, especialmente para aquellos que viven con intensidad la fe.

Este año, del 23 al 31 de marzo, las calles de la comunidad se llenarán nuevamente de tradiciones únicas, testimonio de la rica herencia cultural de la comunidad.

Entre las destacadas, Zaragoza, con su Semana Santa reconocida internacionalmente, y otras localidades aragonesas ofrecen una experiencia devota inigualable, marcada por eventos singulares que merecen una visita.

LAS TRADICIONES MÁS CURIOSAS DE ARAGÓN EN SEMANA SANTA

Este esqueleto es el centro de una tradición en Ateca que tiene más de 350 años / Cedida

En Ateca, la procesión del Santo Entierro es liderada por un esqueleto humano de más de 350 años, conocido como «La muerte de Ateca». Portado por mujeres, este esqueleto es el centro de una tradición que atrae y estremece a igual medida, simbolizando la inminente presencia de la muerte. La leyenda local sugiere que el esqueleto predice tragedias, sumando un aura mística al evento.

Graus, por su parte, es el escenario de la procesión de Las Beatas o El Farolé, donde los lamentos de las plañideras recuerdan la agonía de Jesús. Esta expresión de dolor, profundamente conmovedora, transforma las calles en un lienzo de emoción y devoción, dejando una huella imborrable en quienes la presencian.

La procesión de Las Beatas o El Farolé de Graus / Cedida

Alcalá de Gurrea celebra «Las lágrimas de Nuestra Señora» con una lluvia de pétalos de flores lanzados desde balcones y ventanas. Este hermoso gesto simboliza las lágrimas de María, aportando color y esperanza a la solemnidad de la Semana Santa. A diferencia de otras localidades aragonesas, aquí las matracas y carraclas reemplazan a los tambores, creando una atmósfera única.

En Castejón de Monegros, el «Abajamiento» del Cristo articulado del siglo XVII es el acto central. Este Descendimiento, cargado de simbolismo y emoción, es una representación visual potente de la Pasión de Cristo. La ceremonia, realizada en penumbras con solo un foco iluminando el acto, es un momento de profunda reflexión y respeto.

Estas tradiciones, junto con muchas otras que se vivirán en Aragón durante la Semana Santa, son más que rituales; son expresiones vivas de fe, historia y comunidad.

La Semana Santa aragonesa invita a locales como a visitantes a sumergirse en todo su esplendor cultural, en un testimonio de la espiritualidad y la profunda conexión con el pasado de esta comunidad.