Las carreteras de Aragón han recuperado la fluidez en su tráfico a partir de las 19.00 horas de este sábado, poniendo fin a las retenciones y cortes que a lo largo del día han marcado la movilidad en puntos clave de la región.

Las protestas, conocidas como ‘tractoradas’, han tenido como protagonistas a los agricultores, quienes han llevado sus reivindicaciones a la A-2, en Calatayud, y la N-232, en Mallén y Alcañiz, causando notables afectaciones en el tráfico.

ASÍ ESTÁN LAS CARRETERAS EN ARAGÓN

La jornada de protesta, que comenzó en torno a las 16.00 horas con un corte de 14 tractores en la N-232 a la altura de Alcañiz, en la provincia de Teruel, concluyó con la disolución de la manifestación, según fuentes del Centro de Gestión de Tráfico informaron a Europa Press.

De manera similar, la A-2, al pasar por Calatayud en la provincia de Zaragoza, fue reabierta completamente al tráfico desde las 18.00 horas, después de haber estado cerrada en ambos sentidos durante varias horas debido a las acciones de protesta.

Las movilizaciones se extendieron desde primera hora de la mañana, iniciándose alrededor de las 10.00 horas en la N-232 en el término municipal zaragozano de Mallén, y rápidamente alcanzaron carreteras de La Rioja, demostrando la amplitud y la determinación del movimiento agrario.

Este sábado ha marcado la quinta jornada de movilizaciones organizadas por los profesionales del sector agrícola.

Las demandas de los agricultores incluyen la petición de una Política Agraria Común (PAC) que sea «justa y flexible», la reducción de la carga burocrática que enfrentan, la implementación de precios justos para sus productos, una relajación en la normativa ambiental y de protección animal, y un llamado a la Unión Europea para que no firme acuerdos con terceros países que tengan requisitos menos estrictos que los impuestos en Europa.

Estas ‘tractoradas’ no solo han sido un medio para visibilizar las dificultades que enfrenta el sector agrícola en Aragón y en otras regiones de España, sino que también han puesto en relieve la importancia crítica del diálogo entre los agricultores y las autoridades para encontrar soluciones sostenibles a largo plazo que atiendan a las necesidades del campo español.