El Jardín Botánico es uno de los espacios más singulares, y a la vez, más entrañables, del Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza. Y no solo por la cantidad de especies botánicas que se acumulan, o por la clepsidra (el reloj hidráulico que hay dentro del estanque). Este espacio verde de Zaragoza lleva viendo pasar por allí a varias generaciones de zaragozanos para ver a los patos y a los cisnes que viven dentro de este recinto, o para corretear entre los caminos y las acequias serpenteantes.

Ahora, el Jardín Botánico se enfrenta a una reforma que busca ponerlo en valor tras invertir 1,5 millones de euros, con el fin de devolverle el viejo esplendor que tuvo cuando Javier Winthuysen Losada lo diseñó en el primer tercio del siglo XX. En su honor, el Jardín Botánico lleva el nombre de este artista y experto en jardinería, que cuenta con un monolito desde el 2004 situado en este espacio verde.

QUIÉN ERA JAVIER WINTHUYSEN

Javier Winthuysen procedía de una familia de origen holandés dedicada durante generaciones al mar, y que en el siglo XVII se estableció en el Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz. Javier Winthuysen, nacido en Sevilla en 1874, desarrolló dos actividades paralelas: la pintura y el diseño de jardines.

Como pintor, este andaluz tuvo una carrera prolífica que en la actualidad se puede ver en museos como el Reina Sofía de Madrid, el Museo de Bellas Artes de Sevilla, el de Bellas Artes de Valencia, o el Museo Pérez Comendador-Leroux, en Hervás. Esa pasión por el arte surgió durante su juventud en Sevilla. Conoció a personalidades del mundo de la cultura como Juan Ramón Jiménez, a quien conoció en el Ateneo de Sevilla. Tras la llegada a Sevilla de Zuloaga, se despertó en Winthuysen la imperiosa necesidad de conocer París.

Y en 1903, cumplió su sueño de viajar a París. Allí, conoció el impresionismo francés, y entró en contacto con artistas como Santiago Rusiñol. Años más tarde, volvió a la capital francesa en 1912, exponiendo su obra en el Salón de los Independientes y en el Salón de Otoño. En 1915 comenzó a vivir en Madrid, donde conoció a gentes como Antonio Machado o Joaquín Sorolla, quienes junto a Juan Ramón Jiménez le introdujeron en la Institución Libre de Enseñanza.

Tras la Guerra Civil, Winthuysen acaba su etapa andaluza protagonizada por los jardines y paisajes andaluces, y comienza la etapa mediterránea, con paisajes caracterizados por la luminosidad de la costa este española.

SU LABOR DISEÑANDO JARDINES

Junto a su labor como pintor, Winthuysen tiene otra faceta que también le trajo mucho trabajo, y un buen de número de proyectos a lo largo y ancho del país. Entre ellos, el Jardín Botánico de Zaragoza que hoy lleva su nombre. Su labor como diseñador de jardines le viene de su padre, quien era concejal del ayuntamiento de la capital andaluza gestionando los jardines.

Fue durante su etapa madrileña cuando este andaluz recuperó el interés por la jardinería, y con el apoyo de Juan Ramón y de Sorolla, recibe un encargo para estudiar Jardines Históricos de España como La Granja o El Escorial… La documentación que generó entonces se guarda en el Real Jardín Botánico de Madrid. En 1922 pronunció en el Ateneo madrileño una conferencia sobre los Jardines Clásicos de España. Dado su éxito, esa conferencia la repitió más tarde en París y Londres.

De hecho, gracias a su trabajo se pudieron rescatar algunos de los más importantes jardines españoles que estaban a punto de desaparecer, al inventariarlos, catalogarlos y darlos a conocer. Con esos trabajos, Winthuysen se adelantó al resto de los países europeos al considerar los jardines históricos como monumentos y como patrimonio histórico-artístico que debían conservarse.

Winthuysen se especializó en el diseño de jardines, y en la distribución del espacio para crear paisajes. En esta faceta de su vida, este andaluz de apellido holandés trabajó tanto en la creación y recuperación de jardines por toda España. Desde el Jardín de Monforte en Valencia, al Parador de Ciudad Rodrigo, pasando por los Jardines de Moncloa, o los Jardines de San Segundo en Ávila.

En el caso de Zaragoza, llegó a la ciudad en 1924, rediseñando el Jardín Botánico de la ciudad y de algunas zonas del Parque Grande. La historia del Jardín Botánico se remonta a 1796, pero no fue hasta el primer tercio del XX cuando se comienza a configurar dentro de la reorganización de la ciudad con la creación del Parque Grande. Y con esta reorganización, el Jardín fue inaugurado a finales de los años 20.

Años después, en 1934, Winthuysen recibió el encargo de formar el Patronato de Jardines Históricos de España, cuya labor consistía en velar por la conservación de los jardines de interés artístico, además de localizar otros que debían gozar de esa protección. Winthuysen llegó a ser el inspector general del Patronato.

Tras la Guerra Civil, Winthuysen se trasladó a Barcelona, recuperando el puesto que tenía durante la República, como inspector de jardines dentro de la administración del marqués de Lozoya, director general de Bellas Artes. El marqués de Lozoya reorganizó el Patronato de Jardines Artísticos y Parajes Pintorescos, le nombró vocal, e inspector general.

En esta etapa, trabajó en la recuperación de espacios naturales tan importantes como el Palmeral de Elche, el Lago de Bañolas, la restauración del parterre de la Alameda de Osuna, o el Lago de Sanabria.