La calle don Jaime I es una de las calles más importantes e icónicas del Casco Histórico. Comunica el puente de Piedra y la plaza del Pilar con el Coso y la plaza de España. Y en su recorrido, plagado de pequeñas tiendas (algunas de ellas centenarias, como es el caso de la pastelería Fantoba), también nos encontramos con edificios tan impresionantes como la iglesia de San Gil, o el Teatro Principal.

Esta calle, además de icónica, también es de las más antiguas de la ciudad. Aunque su nombre no siempre fue el Jaime I, el rey aragonés que conquistó Valencia. El origen de esta calle hay que buscarlo en Caesaragusta, la vieja colonia romana fundada por el emperador Augusto.

En esa época, la actual calle don Jaime era el Cardo Maximus, la vía que articulaba la ciudad de norte a sur, cruzándose con el Decumanus Maximus, la vía que cruzaba la colonia de este a oeste siguiendo el eje formado por Mayor y Espoz y Mina. Desde entonces, y pese a los cambios urbanos que sufrió la ciudad, está vía se ha mantenido estructurando esta zona de la ciudad y como zona de paso desde el puente de Piedra una vez que se accedía a la capital desde la Puerta del Ángel.

Muchos ciudadanos conocen a Don Jaime como calle de San Gil, por la iglesia dedicada a este santo / Sipca

La imagen de esa calle medieval nada tenía que ver con la calle don Jaime de hoy, ya que es fruto de distintas reformas durante el siglo XIX. En época medieval, la calle estaba dividida en tramos, dentro de un conglomerado urbano de calles estrechas y angostas; y no tenía salida al Coso. Esa salida no se materializó hasta el siglo XVIII.

La parte más cercana a la Seo y al Ebro, estaban los cuchilleros, por lo que se esa zona era conocida como como calle de la Cuchillería. En la zona cercana al Coso estaba el corral de los pelliceros, por lo que ese tramo de calle (sin salida al Coso como hoy en día), era conocida como calle de la Pellicería. Otro de los tramos de la calle se llamaba San Gil, en referencia a la iglesia con torre mudéjar que se eleva orgullosa hacia el cielo. En la zona de San Gil también estaba el límite de la judería medieval de Zaragoza, y de hecho, en las inmediaciones de este templo se levantaba la sinagoga menor de la ciudad.

Calle don Jaime I
El edificio de la antigua perfumería Rived en los años 20 / Gran Archivo Zaragoza Antigua

El actual aspecto de la calle se configuró en la segunda mitad del siglo XIX, cuando desde los ayuntamientos de toda Europa se abrieron calles para esponjar los centros históricos de las ciudades para hacerlos más salubres. Allá por 1861, el Ayuntamiento de Zaragoza decidió reformar la zona y alinear la vía, justo a la vez que también comenzaba la construcción de la calle Alfonso I.

Ese deseo municipal de unificar la actual don Jaime se plasmó en un proyecto del arquitecto municipal José de Yarza. Se demolieron edificios, incluyendo una zona consagrada a San Pedro. En 1857, el consistorio decidió renombrar a la vía como calle de don Jaime I, en memoria del rey aragonés. Un nombre que es el que todavía permanece hoy, aunque mucha gente, sobre todo las personas de más edad, todavía hablan de la calle San Gil.