El colegio Marianistas de Zaragoza, emplazado en el histórico Paseo Reyes de Aragón junto al Canal Imperial, ya tiene más de 75 años de trayectoria educativa marcados por un crecimiento exponencial y un compromiso inquebrantable con la formación integral de sus estudiantes.

Desde sus humildes inicios en el Palacio Larrinaga en 1946, con apenas 8 alumnos, hasta la actualidad, con más de 1.650 estudiantes, Marianistas se ha consolidado como un referente educativo en la capital aragonesa.

MARIANISTAS: EL BOOM POR QUERER ESTUDIAR EN EL CENTRO

El centro se distingue no solo por su proyecto educativo de excelencia, que busca potenciar lo mejor de cada alumno, sino también por su enfoque en el crecimiento personal y espiritual. En un momento clave de escolarización, la demanda de plazas supera ampliamente la oferta, con 200 solicitudes para solo 100 plazas disponibles, reflejando el prestigio y la preferencia que Marianistas ha ganado entre las familias de Zaragoza.

Por todo ello, Marianistas se ha posicionado como la joya de la corona entre los colegios concertados de la ciudad, superando a tradicionales competidores como Jesuitas o Corazonistas. Este éxito no es fruto del azar, sino del esfuerzo continuo por mantener un proyecto educativo que responde a las necesidades reales de los estudiantes, preparándolos con conocimientos y competencias para enfrentar el mundo con una visión crítica y libre.

El colegio pone un especial énfasis en la calidad de las relaciones humanas, fundamentando su pedagogía en el «espíritu de familia» que caracteriza a la tradición marianista. Esta filosofía promueve un equilibrio armonioso entre educadores y alumnos, familia y escuela, y entre el colegio y la sociedad, tanto cercana como lejana. La institución busca que la experiencia escolar de los niños sea rica en referentes positivos, transformándose en un camino vivencial de aprendizaje y desarrollo personal.

Los proyectos educativos en Marianistas están diseñados para abordar problemas de la vida real, fomentando en los estudiantes una actitud comprometida con su entorno y la construcción de un mundo más justo, solidario y pacífico. La adopción de metodologías innovadoras apoya este objetivo, educando en el compromiso social y promoviendo una educación que trasciende las aulas.

El papel como formador de ciudadanos conscientes, críticos y comprometidos con su comunidad y el mundo, hace que la institución sigua adelante tras 75 años de experiencia formativa en Zaragoza, reafirmando su compromiso con una educación que marca la diferencia.