En el corazón de Zaragoza, donde comienza el Paseo Sagasta, se alza un edificio cuya historia se remonta a más de un siglo atrás, el Edificio Elíseos. A pesar de ser un punto de referencia para muchos zaragozanos, pocos conocen en detalle la rica historia que se esconde detrás de sus muros.

La historia del Edificio Elíseos comenzó en 1870, cuando el terreno que hoy ocupa servía de escenario para la representación de zarzuelas y la celebración de verbenas durante el verano, gracias a un pequeño teatro habilitado para la ocasión.

La evolución del espacio no se detuvo ahí, pues en 1896 se transformó en un velódromo, una instalación considerada de vanguardia para su época. Este velódromo no solo sirvió para competiciones ciclistas, sino que, tras una remodelación parcial en 1908, también funcionó como garaje para motos y bicicletas. Sin embargo, en 1920, el velódromo fue finalmente demolido.

La reconversión del espacio no tardó en llegar, y en 1923, la zona fue rehabilitada como área de recreo, albergando diversos eventos y actividades para el disfrute de la ciudadanía. La popularidad de este lugar alcanzó su apogeo en la década de 1930, cuando una de sus salas se convirtió en cine, brindando entretenimiento a los zaragozanos.

El velódromo estaba ubicada en Paseo Sagasta donde el actual edificio Eliseos / GAZA

La propiedad del terreno, inicialmente en manos de la familia Royo-Villanova, pasó por varias ventas hasta que, finalmente, Ibercaja se convirtió en su dueña. Fue entonces, entre 1939 y 1944, cuando el reconocido arquitecto Teodoro Ríos recibió el encargo de construir lo que se convertiría en uno de los edificios más emblemáticos de Zaragoza, el Edificio Elíseos, situado al inicio del famoso Paseo Sagasta.

El Edificio Elíseos no solo es un testimonio de la evolución urbana de Zaragoza, sino también un símbolo de la capacidad de la ciudad para reinventarse y adaptarse a los tiempos.

A lo largo de los años, este emblemático edificio ha sido testigo de cambios significativos, desde funciones teatrales y competiciones deportivas hasta proyecciones cinematográficas, reflejando así la dinámica cultural y social de Zaragoza. Más que una simple estructura arquitectónica, el Edificio Elíseos encarna un pedazo de la historia zaragozana.