En las primeras horas de un día aparentemente normal, el barrio de Campanar en Valencia se vio sacudido por un devastador incendio que consumió dos edificios residenciales, dejando tras de sí al menos cuatro fallecidos y diecinueve personas desaparecidas.

Estos edificios, erigidos a principios de la década de 2000, son un sombrío testimonio de la época dorada de la construcción impulsada por la promotora catalana Fbex, protagonista de la burbuja inmobiliaria que definió el paisaje mediterráneo español.

FBEX, LA PROMOTORA QUE NO TENÍA LÍMITE

Fbex, bajo la batuta del empresario Juan Parada Henares, se lanzó a una ambiciosa expansión en pleno auge del sector, adquiriendo 500.000 metros cuadrados de suelo edificable en la Comunidad Valenciana y Murcia con el objetivo de construir más de 5.000 viviendas. Este empeño les llevó a edificar no solo en grandes urbes sino también en localidades más pequeñas, mostrando una estrategia de diversificación y crecimiento que, por un tiempo, pareció inmejorable.

El edificio de 138 viviendas en Campanar, finalizado en 2008, se promocionaba destacando su diseño arquitectónico avanzado y la calidad de sus materiales. La publicidad de Fbex resaltaba características como fachadas revestidas con alucobond, un material de aluminio innovador, prometiendo exclusividad y modernidad con instalaciones de vanguardia y ascensores panorámicos que conectaban las unidades habitacionales.

Sin embargo, el sueño de expansión de Fbex se vio abruptamente interrumpido por la crisis financiera global desencadenada por las hipotecas subprime en Estados Unidos. La empresa se vio incapaz de manejar su creciente deuda, estimada en 640 millones de euros, y se declaró en concurso de acreedores.

Este colapso no solo marcó el fin de Fbex sino que también simbolizó el estallido de la burbuja inmobiliaria en España, dejando tras de sí un paisaje de proyectos inacabados y deudas impagas.

Entre los escombros de lo que alguna vez fueron promesas de hogares y sueños, el incendio en Campanar revive el debate sobre las consecuencias a largo plazo de la burbuja inmobiliaria, las prácticas de construcción y la regulación del sector.

A medida que la comunidad busca respuestas y justicia para las víctimas, queda claro que los ecos de esa era de construcción frenética aún resuenan en la actualidad, poniendo de manifiesto la necesidad de una reflexión profunda sobre los estándares de seguridad, calidad y sostenibilidad en el urbanismo moderno.