Algún día, y a este paso a no mucho tardar, alguien se preguntará cómo se ha llegado a esto. El urogallo (Tetrao urogallus), el ave forestal más grande de Europa y símbolo del Pirineo aragonés, se encuentra en una situación crítica que amenaza con su extinción total en la Comunidad.

Lo ha alertado SEO/Birdlife, que informa que, de seguir el declive actual, se podría extinguir en 2053, debido a la cada vez mayor reducción de sus poblaciones y la distancia entre éstas. El urogallo pirenaico es, junto con el urogallo cantábrico, la subespecie de urogallo más primitiva del mundo.

El Pirineo es el límite sur de su distribución mundial. Vive en pinares de alta montaña, de brotes de acículas, hojas y bayas de arándanos.

Mientras que en el primer censo de urogallo en Aragón -realizado en 1990- se contabilizaron 154 machos, en el último censo de 2017 sólo se encontraron 40. Así, la población aragonesa de urogallos se ha reducido en un 74%.

Debido a su situación crítica, se ha declarado el urogallo especie en Peligro de Extinción en el catálogo del MITECO y en Peligro Crítico en el Libro Rojo de las Aves, pero mucho antes ya estaba clasificada como especie Sensible a la Alteración del Hábitat y, desde 2015, cuenta con un Plan de Conservación de su Hábitat que, a la vista de los resultados, debería de aumentar su implementación e interés por parte del Gobierno de Aragón.

El urogallo es una especie emparentada con la perdiz nival y, de forma muy lejana, con las gallinas. En el caso del urogallo pirenaico, es probablemente la subespecie más primitiva de todas, al haberse quedado aislada, acantonada en los Pirineos durante la época glaciar y sin ninguna conexión durante decenas de miles de años, del resto de las poblaciones del resto de Europa. Así, los urogallos machos tienen un menor tamaño -3,3 kilos- que sus congéneres eurosiberianos, que pueden llegar a los 5 kilos.

Los urogallos presentan dimorfismo sexual. Mientras que los machos son de color negro y marrón oscuro con una ceja roja característica y un 30% mayores que las hembras, éstas son pardas y mucho menos vistosas por mimetismo con su entorno -hojarasca, ramas-, para evitar a los depredadores.

El urogallo pirenaico habita los bosques de pino negro con abundancia de arándanos y rododendros, o bien gayuba si es sobre sustrato calizo, y se alimenta tanto de bayas como de brotes, hojas y yemas de acículas de pino, salvo los pollos, que comen invertebrados. Algo curioso sobre su dieta, es que se ha demostrado que, además, comen hojas tiernas y bayas de acebo, pero sólo los urogallos cantábricos.

PRINCIPALES AMENAZAS

Si bien las causas de su declive se suelen atribuir a una baja productividad -un pollo superviviente por cada 2 hembras- o a un supuesto aumento de jabalís, zorros, ciervos o corzos que compiten por el alimento o que aumentan la depredación sobre los individuos, lo cierto es que, en la actualidad, la fragmentación de los hábitats donde viven y la frecuentación cada vez mayor por el turismo, debido al aumento de pistas y senderos balizados, es probablemente uno de los factores que más están contribuyendo a su declive y extinción.

Por tanto, es muy necesario concienciar a la población, mediante el apoyo de las instituciones, para evitar comportamientos negativos -suelta de perros, salirse del camino, ruido-, que afectan a esta magnífica especie amenazada e instar al Gobierno de Aragón que, a través del Plan de Desarrollo Rural, financie en el marco del Plan de Recuperación del Hábitat aragonés, acciones dirigidas a la mejora del hábitat y a salvar la especie.

Lamentablemente los urogallos pirenaicos no son los únicos que se encuentran en regresión en toda su área de distribución. Los urogallos se enfrentan a una combinación de elementos que juegan en su contra y cuya manifestación más evidente es la baja tasa reproductiva. Este fracaso reproductor está relacionado con una baja calidad del hábitat, el efecto del cambio climático en los hábitats de montaña y el efecto de la depredación, como reveló un estudio al respecto en el pirineo catalán llevado a cabo hace unos años.

Ante este panorama los esfuerzos para la conservación del urogallo en otros territorios se están dirigiendo a incrementar la calidad del hábitat mediante el manejo forestal, la protección de su hábitat, la reducción del efecto de la depredación y el reforzamiento poblacional.

Por lo tanto, es urgente que el Gobierno de Aragón asuma la gravedad de la situación de sus últimos urogallos y poner en marcha un plan de medidas urgentes consensuadas en el seno del grupo de trabajo del urogallo del MITECO.