Un empleo no se mide sólo por el salario y, cada vez más, cuestiones como la conciliación, contar con un buen ambiente o la posibilidad de proyectar un plan de carrera duradero, pesan en la toma de decisiones de un empleado.

A este respecto, una práctica que va en contra de una empresa saludable es la práctica del Quiet Firing o despido silencioso, basado en una forma de actuar que tiene como objetivo final desmotivar al trabajador para obtener su renuncia voluntaria. Las consecuencias sociales y económicas tras la pandemia han agudizado este modo de operar en algunos sectores, debido a la inestabilidad e incertidumbre de los mercados.

El Quiet Firing es aquella situación en la que un trabajador comienza a detectar que no se está contando con él en la empresa. Entre otras, las sensaciones son de abandono, rechazo o descapitalización profesional. Una práctica que se lleva a cabo en silencio (de ahí su denominación).

Y, por lo que parece, no son hechos aislados. Un informe de Infojobs indica que el 57% de los empleados encuestados ha sufrido alguna de las situaciones asociadas a este hecho en los últimos tres años.

MÁS CARGA DE TRABAJO O TODO LO CONTRARIO

De entre quienes afirman haberlo padecido, un 25% se han encontrado con una mayor carga de trabajo sin justificación. Aparecen también otras situaciones como el estancamiento laboral (24%) o no recibir valoraciones positivas aun habiendo conseguido los objetivos (20%). Por género, se observa que los hombres han sufrido en mayor medida una congelación de salarios (16% frente al 11% de mujeres), una reducción de recursos (13%, frente al 10% de las mujeres) y de carga de trabajo (4% vs. 3% de las mujeres).

En relación a la edad, los trabajadores de entre 25 y 34 años son quienes en mayor medida han experimentado el despido silencioso en los últimos tres años, mediante un aumento de la carga de trabajo sin justificación (28%), un estancamiento laboral (27%) o una comunicación poco transparente por parte de la empresa (23%). En el lado contrario, son los mayores de 45 años los que menos han padecido esta situación.