El Real Zaragoza se enfrenta a un desafío sin precedentes mientras se prepara para las obras de su nuevo estadio. La Romareda está en camino de una renovación histórica y completa tras el esfuerzo del Ayuntamiento de Zaragoza, primero con el exalcalde Jorge Azcón y ahora con la regidora Natalia Chueca. Sin embargo, el reloj avanza implacablemente y el calendario aprieta, planteando la necesidad imperiosa de un «plan B» en caso de imprevistos durante la obra que hagan que el Real Zaragoza no pueda jugar con las mismas prestaciones que habitualmente.

La tarea no es sencilla. Aunque todas las partes involucradas en el proyecto anhelan evitar recurrir a alternativas, la realidad dicta la importancia de tener un as bajo la manga. El foco está puesto en los primeros trabajos, especialmente el derribo de la grada Sur, un punto crucial que marca el inicio de una transformación profunda de un estadio histórico del fútbol español.

El desafío es doble en caso de un plan B: encontrar un estadio provisional que cumpla con los requisitos de capacidad y comodidad para los aficionados, y obtener la aprobación de LaLiga para garantizar una transición sin contratiempos hacia la nueva temporada.

Las opciones sobre la mesa son diversas. Desde el campo de Las Gaunas en Logroño hasta el campo de fútbol de Tudela o Tarazona, se evalúan como lugares que puedan albergar al equipo en su período de transición. Todos ellos reúnen las condiciones, especialmente al ser hierba natural y donde se puede adaptar las instalaciones con más graderío para albergar a un gran número de espectadores. La pretensión es que, como mínimo, haya 20.000 localidades para los partidos en caso de tener que abandonar La Romareda. Por todo ello, el mejor posicionado para que sea el estadio de este plan B es el estadio de Las Gaunas de Logroño.

Fuentes oficiales descartan alternativas como El Alcoraz, porque podrían generar tensiones innecesarias entre los aficionados de ambos equipos debida a la rivalidad entre el Real Zaragoza y la SD Huesca.

La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha asegurado la existencia de un plan B en caso de que las obras obliguen a jugar partidos fuera de La Romareda. Sin embargo, deja claro que la prioridad sigue siendo el plan A, con una finalización proyectada para fines de 2028. Los plazos son ajustados, pero el compromiso con el proyecto es innegable.

A pesar de la incertidumbre, hay un compromiso firme por parte de todas las partes involucradas. La colaboración entre el Real Zaragoza, las autoridades municipales y autonómicas es fundamental para superar este desafío que no trastoque los planes de las obras ni incomode a los aficionados del club.