Un exhaustivo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, ha arrojado luz sobre el impacto a largo plazo de los infartos en la salud de los pacientes, analizando más de 145 millones de registros hospitalarios de adultos durante un lapso de nueve años.

Esta investigación, la más amplia de su tipo hasta la fecha, ha revelado un aumento significativo en el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas después de un infarto de miocardio, en comparación con individuos de edad y sexo similares que no han sufrido este evento cardiaco.

Pese a que la probabilidad de sobrevivir a un infarto ha aumentado notablemente, con más del 70% de los pacientes recuperándose gracias a intervenciones médicas rápidas, el estudio destaca las secuelas a largo plazo que pueden ir más allá de la salud cardiovascular. Se ha encontrado que los sobrevivientes de un infarto enfrentan una mayor incidencia de insuficiencia cardiaca o renal, nuevos episodios de infarto y una tasa de mortalidad del 38% dentro del período de estudio.

El análisis ha identificado una variedad de condiciones, incluida la fibrilación auricular, el ictus, la arteriopatía periférica, y la depresión, como más prevalentes en aquellos que han experimentado un infarto. Curiosamente, el estudio sugiere un menor riesgo general de cáncer en estos pacientes, mientras que el riesgo de demencia no mostró diferencias significativas.

La investigación también ha subrayado cómo el entorno socioeconómico influye en los resultados de salud post-infarto, con individuos de contextos más desfavorecidos mostrando una mayor probabilidad de desenlaces adversos, como insuficiencia cardiaca y renal. Este hallazgo pone de relieve la importancia de considerar los determinantes sociales en la gestión de la salud cardiovascular.

Dirigida por la Dra. Marlous Hall, profesora asociada de Epidemiología Cardiovascular en Leeds, la investigación proporciona recursos accesibles en línea para que los sobrevivientes de infartos estén informados sobre sus riesgos futuros. Este conocimiento busca fomentar una toma de decisiones informada entre pacientes y médicos, potenciando cambios positivos en el estilo de vida y una mejor comprensión de la enfermedad.

El estudio se basó en el análisis de datos de todos los pacientes mayores de 18 años admitidos en hospitales del NHS en Inglaterra entre 2008 y 2017, incluyendo 433.361 casos de primeros infartos. Los resultados evidencian la importancia de un seguimiento integral para los sobrevivientes de infartos, destacando la necesidad de estrategias de prevención y manejo de enfermedades a largo plazo.

Morag Foreman, Directora de Investigación de Wellcome, ha enfatizado el valor de esta investigación para mejorar el apoyo y las intervenciones post-infarto, facilitando decisiones más informadas por parte de médicos y pacientes.

Este estudio no solo avanza en nuestra comprensión de las consecuencias de los infartos sino que también subraya la complejidad de la recuperación y la importancia de abordar las disparidades de salud que afectan a los resultados a largo plazo.