El pescado azul, como el salmón, la caballa y las sardinas, contiene ácidos grasos omega-3, como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Estos ácidos grasos son beneficiosos para prevenir el riesgo de infarto y ataque al corazón.

Un nuevo estudio liderado por investigadores del Karolinska Institutet en Suecia, publicado en la revista Circulation, sugiere que el consumo de pescado azul puede ser especialmente efectivo para las personas con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares.

En el estudio, que involucró a más de 40.000 personas sin enfermedades cardiovasculares, se examinó la interacción entre los antecedentes familiares y la ingesta de ácidos grasos omega-3. Aquellos que tenían antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares y niveles bajos de omega-3 EPA/DHA tenían un riesgo más de 40% mayor de enfermedad cardiovascular. El riesgo para aquellos con antecedentes familiares pero niveles normales de omega-3 era del 25%.

La profesora Karin Leander, catedrática y profesora asociada de epidemiología del Instituto de Medicina Ambiental, destacó que el estudio sugiere que las personas con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares pueden beneficiarse más al consumir más pescado azul que aquellos sin tales antecedentes.

Además, señaló que medir los niveles de EPA/DHA en sangre y tejidos proporciona una medida objetiva de la ingesta dietética de pescado azul, en comparación con los datos autodeclarados sobre hábitos alimentarios. Aunque el estudio es observacional, la medición objetiva de los ácidos grasos en sangre y tejidos representa un avance importante en la comprensión de los beneficios del pescado azul en la prevención de enfermedades cardiovasculares.