Las ascidias, también conocidas como ‘piñas de mar’, son uno de esos tesoros gastronómicos desconocidos . Aunque en España pasan desapercibidas en la mesa, en Corea y Japón son un alimento común. Sin embargo, más allá de su exótico nombre, son los plasmalógenos su gran atractivo, una forma especial de ácidos grasos que podrían ser claves para combatir el envejecimiento.

Los plasmalógenos se encuentran en la membrana celular de diversos órganos humanos, desde el cerebro hasta los pulmones. Tienen un papel crucial en la regulación del intercambio de información celular y en la protección contra la inflamación y el daño del ADN, lo que los convierte en un elemento esencial para retardar el proceso de envejecimiento.

Estudios previos han sugerido que los niveles de plasmalógenos disminuyen con la edad, especialmente en enfermedades como la enfermedad de Alzheimer. Es aquí donde las ascidias entran en escena, ya que son una rica fuente de estos compuestos nutritivos, junto con otros alimentos como el pollo, el cerdo, la ternera, los mejillones y las vieiras.

EL POTENCIAL DE LOS PLASMATÓGENOS

Un estudio reciente, liderado por investigadores chinos y publicado en la revista Frontiers, ha arrojado luz sobre el potencial de los plasmalógenos extraídos de las ascidias para revertir los signos del envejecimiento. En experimentos con ratones de laboratorio hembra de mediana edad, se administraron plasmalógenos en concentraciones hasta 500 veces superiores a las que se encuentran en porciones convencionales de alimentos como el pollo o las vieiras.

Los resultados fueron sorprendentes. Tras dos meses de suplementación, los ratones mostraron mejoras significativas en su memoria y facultades cognitivas, así como una reducción de la inflamación. Además, se observó una mejora en la cantidad de células madre cerebrales y conexiones neurales, dos factores clave relacionados con el aprendizaje y la retención de la memoria.

Sin embargo, las mejoras no se limitaron al ámbito cognitivo. Los ratones también exhibieron una disminución en la pérdida de habilidades sensoriales asociadas con el envejecimiento, como la ceguera y la pérdida de audición. Este hallazgo sugiere que los beneficios de los plasmalógenos podrían extenderse más allá del cerebro, afectando otros sistemas vitales del cuerpo.

Aunque estos resultados son prometedores, es importante destacar que la investigación en humanos aún está en una etapa inicial. Estudios anteriores han sugerido que la suplementación con plasmalógenos podría mejorar el deterioro cognitivo leve en seres humanos, especialmente en mujeres menores de 77 años. Sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar estos hallazgos y comprender completamente el alcance de los beneficios en la salud humana.

En un panorama más amplio, los plasmalógenos son solo uno de los más de 200 compuestos que se están investigando como posibles geroprotectores, sustancias que podrían retrasar el envejecimiento celular y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad. Estos compuestos muestran promesas no solo en el ámbito cognitivo, sino también en la prevención de enfermedades crónicas como la osteoartritis, las enfermedades cardiovasculares y las demencias.