Había llegado a España en la Nochebuena del año pasado. Su madre llevaba cuatro años en Zaragoza y ella decidió venirse a vivir para estar juntas. Llegó de Nicaragua y además de su madre, tenía el apoyo de varias tías paternas que también llevaban años viviendo en la capital aragonesa.

Precisamente una de esas tías, con las que dice la víctima tenía una «excelente relación», le llamó y le invitó hace un mes a cenar lasaña en sus casa. Iban a estar las dos solas cenando en la casa donde la tía trabajaba con interna cuidando de una persona mayor con dificultades de movilidad.

En la denuncia, la joven de 20 años explicó que le pareció raro que su tía le invitase a tomar bebidas alcohólicas, insistiendo en varias ocasiones en que consumiese. «No suelo beber pero como tenía mucha confianza con mi tía y estaba en su casa bebí, y bebí bastante», declaraba la presunta víctima ante la policía.

Antes de la cena cuenta que sonó el timbre y su tía abrió la puerta a un hombre de unos 40 años que le dijo que era amigo de su familiar. «Eran en ocasiones amigos y en otras ocasiones novios», explicó la joven en la denuncia.

La presencia del hombre no agradó a la chica, pero su tía le explicó que acababa de llegar a Zaragoza y le había invitado para que no se quedase solo. Estuvieron cenando y charlando luego en el sofá del salón con normalidad hasta que la joven decidió que estaba cansada y se iba a tumbar un rato en la cama de una habitación de invitados que había en la vivienda.

«EMPEZARON A BESARME Y A ACARICIARME»

«Noté que alguien entraba en la habitación pero estaba demasiado espesa», relata la presunta víctima. «Mi tía y su amigo comenzaron a quitarme la ropa hasta dejarme completamente desnuda. Después, los dos empezaron a besarme las chiches -los pechos-, a y acariciarme, y él se puso desnudo frente a mi y me penetró», relata la joven.

Mientras relataba los hechos a la policía en la denuncia no paró de llorar recordando lo sucedido. «Les dije que me dejaran, me taparan y se fueran de la habitación», recuerda atormentada.

Ambos se fueron y al rato, «aturdida, con mal cuerpo y avergonzada», ella salió del cuarto y preguntó a su tía qué había pasado. Ella le dijo, según declaró la joven, que había empezado a gritar como una loca y se había quitado la ropa.

Ha sido su madre y otros miembros de su familia, además de su novio, quienes han convencido a la joven a que denuncie esta situación que le ha creado, dice, un trauma e impide que duerma con normalidad. «Era una mujer importante en mi vida y tenía mucha confianza en ella», añade la joven.

La tía de la chica se enfrenta a un delito de agresión sexual, misma acusación para el hombre que se ha marchado a trabajar fuera de España. La otra acusada, defendida por la abogada zaragozana Marina Ons, ha declarado que ayudo a desvestirse a la joven pero el hombre ya se había ido.