Hay frases y frases. Unas muy maleducadas y fuera de lugar; y otras más acertadas. Voltaire afirmaba que un pensamiento hermoso puede arruinarse con una palabra mal ubicada. Al hablar, a menudo, no nos damos cuenta del impacto que nuestras palabras pueden tener en los demás. Sin saberlo, podríamos estar utilizando expresiones algo desconsideradas.

John Bowe, autor de «I Have Something to Say: Mastering the Art of Public Speaking in an Age of Disconnection», y experto en oratoria, destaca algunas frases «groseras» que usamos con más frecuencia de lo que pensamos. Estas expresiones pueden ser la causa de molestias en nuestros interlocutores.

La frase «Si quieres mi opinión sincera…» encubre, según Bowe, una opinión no solicitada y constituye una grosería. En lugar de ello, cambiar la opinión honesta por un «tal vez» o simplemente escuchar sin opinar puede cambiar la dinámica y el mensaje de la conversación.

Decir «Solo estaba bromeando» en lugar de «Lo siento» puede ser difícil para muchos. Pedir disculpas es fundamental en las relaciones interpersonales y demuestra inteligencia emocional al asumir la responsabilidad de nuestras palabras, incluso si no hubo intención de causar daño.

El uso de la palabra «¿Quieres…?» para expresar una necesidad puede parecer despectivo, según el experto. En su lugar, se sugiere una comunicación más directa y sincera, como decir «¿Me harías un favor? ¿Puedes tirar la basura?».

La expresión «Así están las cosas» según Bowe, presenta nuestras opiniones como la verdad final e incuestionable. En lugar de ser tan categóricos, se sugiere expresar nuestras opiniones usando un «creo», para mostrar apertura a otras perspectivas.

La frase «¿Verdad?» puede percibirse como un intento insistente de condicionar la respuesta del interlocutor. Bowe aconseja escuchar sin asumir la respuesta y sin condicionar lo que la otra persona pueda expresar.

La frase «Bueno, encuentra una manera» puede transmitir una actitud poco colaborativa. En su lugar, se propone un lenguaje abierto que busque soluciones, como decir «hablemos de ello y encontremos una manera».

La expresión «Es lo que hay» se interpreta como una forma de desestimar las quejas. En cambio, se sugiere mostrar empatía y curiosidad al decir algo como «Qué difícil. Lamento que estés pasando por eso».

Finalmente, el uso de la palabra «Obviamente…» puede sonar arrogante al insinuar que quien no está de acuerdo está equivocado. Bowe sugiere optar por el silencio en lugar de utilizar una expresión que pueda transmitir esa arrogancia.