Las croquetas, un plato de origen francés adoptado con fervor en España, son una de las tapas más emblemáticas del país. Por ello, resulta intrigante descubrir un truco para identificar si las que sirve un restaurante han sido congeladas. A pesar de su popularidad, elaborar croquetas de forma artesanal puede ser laborioso, ya que implica darles forma una a una.

Es por ello que muchos establecimientos de hostelería optan por ofrecer croquetas congeladas de quinta gama a sus clientes. Estas croquetas son producidas en fábricas externas y simplemente se recalientan en los bares o restaurantes. Aunque este enfoque resulta conveniente, suele sacrificar la calidad y el sabor auténtico que se logra al prepararlas desde cero en la cocina.

Sin embargo, la calidad de las croquetas no está necesariamente vinculada al lugar donde se preparan. Lo crucial son los ingredientes utilizados y su combinación. Por ejemplo, una croqueta con exceso de harina y poca cantidad de líquido puede resultar pesada, mientras que una elaborada con una buena proporción de harina, mantequilla y leche tendrá una textura cremosa. Tanto las croquetas caseras como las precongeladas pueden variar en calidad, dependiendo de la receta y la atención a los detalles en su elaboración.

CÓMO DISTINGUIR LAS CROQUETAS

A menudo nos preguntamos cómo distinguir las croquetas congeladas cuando estamos en un restaurante. Aunque en España no existe una regulación que obligue a los establecimientos a indicar este detalle en el menú, hay una pista que revela la procedencia de las croquetas: las marcas que deja la maquinaria utilizada en su fabricación.

Las croquetas industriales se elaboran mediante máquinas que dejan una marca característica en uno de los lados de la croqueta. Estas marcas no desaparecen ni con el proceso de encolado ni con el empanado, lo que indica claramente que las croquetas se han producido en una fábrica y no en el propio establecimiento.

Para asegurarse de que las croquetas congeladas se cocinen correctamente, es fundamental sumergirlas en aceite caliente. Es importante no añadir demasiadas croquetas de una vez (máximo 5 o 6) para evitar que la temperatura del aceite disminuya bruscamente.

Una vez que la temperatura vuelva a subir, la capa de pan se habrá sellado adecuadamente. Luego, es esencial reducir la temperatura a fuego medio para evitar que las croquetas se quemen por fuera y permanezcan congeladas por dentro.

El secreto detrás de una excelente croqueta radica en la calidad de su bechamel. En las croquetas caseras, la bechamel destaca por su textura suave y cremosa, mientras que en las congeladas esta cualidad se ve afectada durante el proceso de congelación.

Además, es fundamental prestar atención a la proporción de ingredientes en su interior. En las croquetas industriales, la masa predomina y apenas se distinguen otros ingredientes como el jamón, a diferencia de las caseras, donde se aprecian trozos de jamón mezclados con la bechamel.

La forma de la croqueta también revela pistas sobre su origen. Aquellas con una forma perfecta y uniforme suelen ser congeladas, ya que se utilizan moldes durante su proceso de fabricación. Por el contrario, las croquetas caseras presentan formas irregulares y únicas.

Otra señal reveladora es la textura de la masa. Si la masa es crujiente y se adhiere firmemente, es probable que sea casera. Las croquetas industriales suelen emplear almidón modificado para evitar que se rompan durante la fritura.

Es importante destacar que una croqueta casera y tradicional se elabora con pocos ingredientes básicos, como harina, mantequilla, leche y sal, para la base de la bechamel. En contraste, las croquetas congeladas pueden contener hasta cuarenta ingredientes, incluyendo grasas poco saludables, potenciadores de sabor y otros aditivos para mejorar la textura y prolongar la vida útil del producto.

EMBLEMA DE LA GASTRONOMÍA ESPAÑOLA

Aunque de origen francés, la croqueta se ha convertido en un auténtico emblema de la gastronomía española, sobre todo en el ámbito de la cocina de aprovechamiento. Aunque existen varias teorías sobre su invención, en España es, sin lugar a dudas, un plato sumamente popular.

A pesar de que la tortilla de patatas y las patatas bravas lideran la lista de tapas más populares en España, la croqueta ha logrado posicionarse como la tercera opción más consumida en nuestro país. El sabor más solicitado de croqueta es el de jamón, que representa aproximadamente el 60% del mercado, seguido de variedades como boletus, pescado, carne, queso, marisco y verduras.

Algunos errores comunes en la elaboración de croquetas incluyen la falta de preparación de una buena bechamel, recalentarlas y freír demasiadas a la vez, lo que puede arruinar la receta. Por otro lado, cada español consume en promedio alrededor de 80 croquetas de 25 gramos al año al año, siendo el verano una época especialmente popular para disfrutarlas, con la croqueta de jamón ibérico como la favorita indiscutible.

Por último, es importante mencionar que el 16 de enero se celebra el Día Internacional de la Croqueta, lo que subraya la relevancia cultural y culinaria de este delicioso bocado.