El Tranvía de Zaragoza, cuya línea completa empezó a operar en 2013, ha supuesto un elemento clave a la hora de reducir la circulación de coches privados en la ciudad y, por consiguiente, también la contaminación.

No es solo el hecho de ofrecer un transporte de alta capacidad que conecta los principales puntos de interés de Zaragoza (el centro, el Casco Histórico, los tres campus de la Universidad de Zaragoza, el estadio de La Romareda, el hospital Miguel Servet, el Parque Grande, centros comerciales como GranCasa…), sino que además su implantación ha supuesto una gran oportunidad para reordenar el tráfico e impactar directamente en la manera que tienen los ciudadanos de desplazarse. 

A día de hoy, el Tranvía de Zaragoza traslada a más de 100.000 viajeros diarios -en días laborables-, y eso en una ciudad de 700.000 habitantes y con solo una línea de 12,8 kilómetros. Es, de hecho, la línea de tranvía con más usuarios de España, muy por encima de las de otras grandes ciudades como Barcelona, Sevilla, Málaga, Bilbao o Santa Cruz de Tenerife. 

Su enorme impacto lo ha reflejado en un estudio el Circe, el centro tecnológico en I+D+i de la Universidad de Zaragoza, que determina que, con el tranvía, el tráfico se ha reducido en el conjunto de la ciudad un 15%, superando el 30% en el centro. 

Hay casos paradigmáticos, como el de la Plaza de España, por la que antes de 2013 circulaban más de 33.500 coches al día. Actualmente, el tráfico se ha reducido un 70%, hasta poco más de 10.000 vehículos diarios. Otro ejemplo es la plaza Paraíso, que registraba cerca de los 100.000 coches diarios y hoy son prácticamente la mitad, un 47% menos, por debajo de los 50.000. 

¿Pero dónde están todos esos coches que antes pasaban por el centro? En primer lugar, gran parte de ellos han dejado de circular y sus usuarios han optado por el transporte público para moverse por Zaragoza. Asimismo, se ha detectado que la llegada del tranvía también impulsó el uso de los cinturones, que hasta ese momento estaban infrautilizados. Por ejemplo, la Z-30 ha aumentado su uso un 10,6% desde que la Línea 1 está en servicio. 

DESCENSO DE PARTÍCULAS CONTAMINANTES 

Por otra parte, el estudio del Circe también concluye que, debido a la reducción del tráfico, la Línea 1 ha supuesto que Zaragoza ahorre 19,6 millones de litros de combustible al año. Asimismo, la ciudad ha dejado de emitir una gran cantidad de partículas contaminantes. 

En concreto, desde que el tranvía entró en servicio se ha reducido el volumen anual de óxido de nitrógeno (NOx) en 481 toneladas. Por su parte, la emisión de dióxido de carbono (CO2) se ha reducido en 293 toneladas y, en el caso de las partículas sólidas (PM10), el descenso anual ha sido de 17 toneladas. 

Al impacto positivo en la sostenibilidad medioambiental, propio de contar con un medio de transporte respetuoso con el medio ambiente, se suman una serie de iniciativas que ha asumido el Tranvía de Zaragoza. La más relevante es que el 100% de la energía consumida por el medio de transporte procede de fuentes renovables. 

Asimismo, desde el Tranvía de Zaragoza se ha querido trasladar este espíritu ecológico a los ciudadanos, algo que anualmente se materializa en las Jornadas Escolares de Seguridad Vial y Medio Ambiente. 

Esta iniciativa, la más longeva del Tranvía de Zaragoza, ha celebrado ya 12 ediciones, llevando el mensaje de la importancia de utilizar el transporte público a más de 130 colegios de la ciudad. A lo largo de estos años, han recibido la formación más de 30.000 estudiantes, tanto de Primaria como de Secundaria. 

Esta actividad le valió al Tranvía de Zaragoza el premio a la Mejor Iniciativa de Medio Ambiente y Sostenibilidad en los Global Light Rail Awards, los premios más importantes del mundo dedicados a tranvías, en la edición del año pasado celebrada en Londres. 

*Nota del director: Este artículo está incluido dentro del especial ‘Retos de la sostenibilidad’ que realiza HOY ARAGÓN en colaboración con las empresas más punteras del sector.