El Bosco, Durero, Tiziano, Fra Angelico, Rafael, El Greco, Rubens, Brueghel el Viejo… La lista de pintores de primera línea que están expuestos en las salas del Museo del Prado abruma ante semejante concentración de obras que están en la cima del arte universal.

Pero sin duda, los dos pintores que más público atraen a las salas en las que están expuestos son el sevillano Diego Velázquez y el aragonés Francisco de Goya. Ambos tienen esculturas en el exterior del museo, y el aragonés tiene incluso una puerta con su nombre, situada en el ala norte del edificio.

En total, el Museo del Prado tiene más de 1.200 obras y piezas del pintor de Fuendetodos, entre pinturas, dibujos, grabados y distintos documentos. Entre ellos, destacan cuadros como La maja desnuda, y la Maja vestida, Saturno devorando a sus hijos, Los fusilamientos del 2 de mayo, El Quitasol, La lucha de los mamelucos, La familia de Carlos IV o la Condesa de Chinchón, entre otros muchos.

Juana la Loca, de Pradilla / Museo del Prado

Pero la presencia de Aragón no se limita a nuestro pintor más internacional. En las salas y depósitos del Prado hay numerosos autores de origen aragonés, además de obras que retratan a personajes o paisajes aragoneses. Junto a Goya, en el Prado hay obras de autores como los hermanos Bayeu o Francisco Pradilla y Ortiz, el pintor de Villanueva que fue director del Museo del Prado durante un año, y que tiene obras icónicas como Juana la Loca.

El Prado también tiene obras de autores aragoneses como Juan José Gárate, Mariano Barbasán, Joaquín Pallarés, Juan García Martínez o Bernardino Montañés, con varios óleos de héroes y monarcas como Fernando El Católico.

SEIS CUADROS INSPIRADOS EN ARAGÓN

Más allá de los pintores aragoneses, en el Museo del Prado hay un buen puñado de obras que tiene como protagonistas a personajes, paisajes o escenas de inspiración aragonesa. Y es en estas obras en las que hoy queremos poner el foco. Para empezar, fijamos nuestro foco en ‘El general José de Palafox, a caballo’, una obra pintada por Francisco de Goya en 1814 que se puede contemplar en la sala 64 de la pinacoteca madrileña.

El cuadro representa al Capital General de Aragón montado a caballo y con espada en mano. Probablemente, Palafox encargó a Goya en cuadro en 1814, cuando Fernando VII refrendó el nombramiento del militar como Capitán General de Aragón.

Los amantes de Teruel, de Antonio Muñoz Degrai / Museo del Prado

En la sala 75, junto al Juana la Loca de Pradilla se encuentra ‘Los amantes de Teruel’, una pintura que el valenciano Antonio Muñoz Degrai pintó en 1884. El cuadro, uno de los más famosos de la época, retrata la historia de amor imposible entre doña Isabel de Segura y don Diego Juan Martínez de Marsilla.

La escena pintada en el cuadro recoge el momento en el que doña Isabel llora sobre el cadáver de su amado. La obra, de gran éxito en aquel momento, fue premiado con una primera medalla en la Exposición Nacional de ese año.

En esta obra se contempla la riqueza patrimonial de Zaragoza en el siglo XVII / Museo del Prado

En la sala 16A nos encontramos con un cuadro que es un auténtico libro de historia que nos permite conocer la belleza de la Zaragoza renacentista. Se trata de ‘Vista de Zaragoza‘, pintada por Juan Bautista del Mazo por encargo del príncipe Baltasar Carlos.

En el cuadro, uno de los mejores paisajes urbanos de Europa en su tiempo, se plasma la fachada más monumental de la ciudad, con edificios como la Seo, el palacio de la Diputación del Reino, el palacio de Ezmir o el palacio de la Lonja.

La defensa de Zaragoza‘ es una escultura situada en el vestíbulo del Museo que fue esculpido en mármol de Carrara entre 1818 y 1825 por José Álvarez Cubero. Esta escultura es una escena alegórica que representa el asedio a la capital aragonesa por parte de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.

La gran novedad de esta obra es que el autor eligió los Sitios de Zaragoza, una gesta épica del mundo contemporáneo, tratándola desde el punto de vista clásico al representar un conflicto bélico mediante un desnudo heroico al más puro de la Antigüedad clásica.

Dentro del inmenso patrimonio acumulado por el Prado, hay muchos fondos que no están expuestos en las salas del Museo según indica la página web del Museo. Y ese es el caso de ‘Vista del interior de la Seo de Zaragoza‘, Un óleo sobre lienzo que tiene unas medidas de 167 x 233 cm y que fue pintado en 1876 por Pablo Gonzalvo Pérez.

En la obra puede admirarse la dimensión arquitectónica de la Seo de Zaragoza envolviendo con su grandiosidad al órgano, a la vez que pone en dimensión a los fieles y a personajes característicos como los infanticos.

En la sala 63 A del Prado podemos ver ‘Desfiladero (Jaraba de Aragón)’, un óleo sobre lienzo que el artista de origen belga Carlos de Haes pintó hacia 1872. En el cuadro podemos ver el desfiladero flanqueado por dos grandes masas montañosas, con la serranía expuesta al sol.

Este desfiladero se encuentra en el tramo del río Mesa entre Jaraba y Calmarza, y fue pintado por Haes de camino al Monasterio de Piedra, una de sus localizaciones paisajísticas favoritas. Este entorno lo descubrió en el verano de 1856, cuando fue invitado por su amigo Federico Muntadas, entonces propietario del Monasterio y de las tierras de su entorno.