El 23 de abril es un día de celebración en Aragón, marcado por la veneración a San Jorge, el patrón de la comunidad. Aunque para algunos pueda parecer solo una festividad más, este día conmemora una larga tradición que se remonta a siglos atrás, con raíces profundas en la historia y la identidad aragonesa.

La relación entre San Jorge y Aragón se estableció de manera oficial en 1461, durante las Cortes de Calatayud, convocadas por Juan II. En este evento, se proclamó solemnemente el 23 de abril como una festividad perpetua y oficial en honor a San Jorge, como reconocimiento a su papel en la reconquista de Huesca en el año 1096.

Una vez aprobado el Estatuto de Autonomía de Aragón de 1978, se declaró como fiesta oficial de Aragón en los siguientes términos: «En atención al carácter tradicional e histórico que el día 23 de abril tiene para Aragón, por ser la festividad de nuestro señor San Jorge, se acuerda asimismo, por unanimidad de todos los señores Consejeros, declarar dicha fecha de cada año, oficialmente, ‘Día de Aragón», adquiriendo con posterioridad rango de ley.

La figura de San Jorge, oriundo de Capadocia y probablemente militar romano, se convirtió en un símbolo de valor y virtud cristiana. Su culto se extendió por toda Europa, especialmente durante las cruzadas, donde fue nombrado patrón de los caballeros y militares. Según la leyenda aragonesa, San Jorge fue el jinete que en 1096 ayudó al rey Pedro I de Aragón, en la batalla de Alcoraz, para reconquistar la ciudad de Huesca. Por lo que Aragón lleva vinculado a San Jorge casi 1.000 años.

La leyenda más famosa asociada a San Jorge relata su valiente enfrentamiento con un dragón para salvar a una doncella, conocida como Cleodolinda, aunque otras fuentes la identifican simplemente como una joven prisionera. De esta historia nace el icónico postre aragonés, el Lanzón, una delicia culinaria que conmemora la valentía del santo.

Sobre San Jorge se cree que pudo haber sido militar romano, posiblemente un tribuno o legado. Durante la Gran Persecución Cristiana ordenada por Diocleciano en el 303, se enfrentó al edicto de Galerio contra los cristianos de Nicomedia, negándose a renunciar a su fe y convirtiéndose al cristianismo. Como consecuencia, el gobernador Daciano lo sometió a diversas torturas y finalmente ordenó su ejecución.

Tras su muerte, el culto a San Jorge se extendió rápidamente, y ya en el siglo IV se construyeron iglesias en su honor en Siria, Palestina, Egipto, Grecia y Líbano. La Iglesia cristiana le otorgó varios títulos, como Miles Christi (Soldado de Cristo), Equites Christi (Caballero de Cristo) y Bellator Domini (Guerrero del Señor). Con el tiempo, durante las cruzadas, San Jorge fue nombrado patrón de los caballeros y militares, alcanzando así su máxima difusión en Occidente.

La función más destacada de San Jorge, tanto histórica como espiritualmente, es la de recordar al mundo la idea fundamental de que el bien siempre vence al mal, una lucha eterna presente en la historia humana.

En la actualidad, el Día de Aragón es una ocasión para celebrar la historia, la cultura y el orgullo aragonés. A través de eventos y actividades, los aragoneses rinden homenaje a su patrón y reflexionan sobre el legado que ha dejado en la comunidad desde hace siglos.

Este día también coincide con el Día Internacional del Libro, una conmemoración destinada a promover la lectura y honrar a grandes autores como Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, quienes supuestamente fallecieron en esta fecha en 1616.

Así, el 23 de abril se convierte en una jornada de celebración en Aragón, donde se entrelazan la tradición religiosa y cultural con el amor por la literatura y el conocimiento. Es un día para recordar y valorar las raíces históricas de la comunidad, así como para disfrutar de la riqueza de su patrimonio cultural.