En medio de la sequía que afecta a medio mundo, una iglesia del siglo XVI, sumergida durante décadas bajo las aguas de la presa Benito Juarez en Jalapa del Marqués, ha resurgido, desatando alarmas sobre la crítica situación hídrica que atraviesa México. Este hecho, marcado por la disminución del 47% en la capacidad de la presa, evidencia las consecuencias devastadoras de la escasez de lluvias.

DESCUBRIMIENTO DE LA IGLESIA

La presa Benito Juarez, construida hace 60 años mediante el represamiento de los ríos Tehuantepec y Tequisistlán, es como un testigo de la crisis actual. Su nivel de agua en caída libre ha provocado preocupaciones entre pescadores y agricultores locales, quienes anticipan tiempos difíciles para la pesca y los cultivos.

La presa, que alguna vez movió a la población local para permitir el riego de 23,000 hectáreas de cultivo en la región del Istmo, ahora muestra un 40% de la estructura de la iglesia fuera del agua, un fenómeno nunca antes visto. La falta de lluvias y las altas temperaturas ha exacerbado la situación, registrando un récord de temperatura máxima de 39.5 grados Celsius el pasado 18 de enero.

LA SEQUÍA

En 2022, las lluvias llevaron a que la presa llegara a los 727,000 hectómetros cúbicos. Sin embargo, desde 2023, las precipitaciones insuficientes redujeron el nivel al 65.3% para el 26 de diciembre, agravando la crisis actual.

La sequía afecta a al menos 115 presas en todo México, las cuales no superaban el 50% de su almacenamiento el pasado 22 de enero. México, con alrededor de 210 presas principales, enfrenta una situación crítica, ya que el llenado medio de todas ellas no supera el 52%. La falta de agua se ha intensificado en el último mes, con un 43.7% menos de precipitaciones de lo habitual.

Ante esta crisis, la sociedad y las autoridades deben tomar medidas urgentes para enfrentar la sequía. El objetivo es proteger a las comunidades afectadas y buscar una solución para preservar los recursos en el futuro.