Desde la mañana del 11 de noviembre, la actividad sísmica en la intrusión de magma en la península de Reykjanes se ha mantenido un incremento constante. Según el comunicado más reciente, se han registrado alrededor de mil terremotos desde la medianoche del 12 de noviembre.

Las mediciones GPS indican que la deformación asociada al túnel de magma, formado el viernes 10 de noviembre, ha disminuido, sugiriendo que la magna está más cercana a la superficie, según explican expertos. Los modelos geofísicos señalan una fisura de 15 kilómetros de longitud y estiman que el magma se encuentra a unos 800 metros bajo la superficie, aunque el lugar exacto de la posible erupción aún es desconocido, no descartándose la posibilidad de que ocurra en el fondo del océano.

Las autoridades islandesas, incluyendo la Oficina Meteorológica de Islandia, la Universidad de Islandia y el Departamento de Protección Civil y Gestión de Emergencias, han concluido que existe un grave peligro volcánico tras evaluar las últimas mediciones de sismicidad y deformación del terreno.

En respuesta a esta amenaza, las autoridades de Protección Civil de Islandia han declarado el estado de emergencia, llevando a cabo la evacuación preventiva de Grindavík, una ciudad ubicada a unos 40 kilómetros al suroeste de Reikiavik. Grindavík, cercana a la central geotérmica de Svartsengi y al popular balneario geotérmico Blue Lagoon, es hogar de alrededor de 3.669 habitantes y proporciona servicios esenciales a 30.000 personas en la península.

El cierre por precaución de Blue Lagoon, así como la evacuación de Grindavík, evidencian la gravedad de la situación. Los refugios de emergencia y centros de ayuda en ciudades cercanas ya están operando, aunque muchos residentes han buscado refugio en casas de amigos o familiares.

Las autoridades islandesas describieron la situación como «sin precedentes», destacando la velocidad y volumen de este proceso volcánico, superiores a eventos previos en la península.

Esta no es la primera vez que la Península de Reykjanes enfrenta una amenaza volcánica, registrando erupciones en marzo de 2021, agosto de 2022 y julio de 2023, todas lejos de infraestructuras o áreas pobladas. Sin embargo, la urgencia actual y la evacuación de Grindavík subrayan la gravedad del riesgo, evocando memorias de la expansión masiva del volcán Eyjafjallajokull en 2010, que paralizó vuelos y dejó a millones de viajeros varados.