En el Valle de Vió, en el corazón de los Pirineos, se erige Casa Ruba, una casa torreada del siglo XVI que ha resistido el paso del tiempo, aunque lamentablemente no sin sufrir las marcas del abandono y el deterioro. Esta joya arquitectónica, ubicada en la localidad de Fanlo, fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 2006. Sin embargo, tras años de deterioro sin que ni sus propietarios ni ninguna administración pública se encargue de su conservación la casa amenaza ruina. De hecho, el pasado mes de marzo se derrumbó una de las cubiertas del edificio, por lo que se ha tenido que cerrar la calle donde se ubica, dejando medio pueblo incomunicado.

Los propietarios de Casa Ruba, tres familias descendientes diferentes, han estado años dudando si venderla o donarla. Ahora, después de los últimos acontecimientos, parece haberse puesto de acuerdo para cederla al Gobierno de Aragón, para lo que están preparando una carta comunicando su decisión.

Mientras tanto, las ideas y proyectos de qué podría ser del edificio van saliendo, como ha sido la propuesta de Aragón Existe de convertirla en un museo sobre el Pirineísmo y la Trashumancia.

«Cuando nos enteramos que la asociación Hispania Nostra la había inscrito en la lista roja de patrimonio en peligro decidimos hacer una enmienda en los presupuestos generales para que el Ministerio de Cultura tuviera una partida para su protección, aunque ésta fue rechazada», explica Daniel Ferraz, responsable de comunicación de Aragón Existe.

En una nota de prensa, Aragón Existe ha explicado que Fanlo es una de las puertas de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, con casi el 60 por ciento del término municipal en el parque nacional, por donde se realizaba la trashumancia en verano.

Esto mismo aprueba Horacio Palacio, alcalde de Fanlo, quien ha insistido en que debería ser precisamente el Parque Nacional de Ordesa quien se hiciera cargo de Casa Ruba. «Tenemos el monte más grande para pastos un museo para ganadería sería ideal, pero desde la dirección del parque no se han preocupado jamás», indica el alcalde.

En 2021, el consistorio mandó un requerimiento a los propietarios para que tomaran alguna decisión, una acción que se repitió en 2023 porque la situación amenazaba con peligro. Ahora, después de la pérdida de parte de la techumbre, el ayuntamiento de Fanlo ha tenido que cortar la calle en la que está ubicada la casa teniendo «medio pueblo bloqueado».

«Es una fachada muy alta, y está en una calle que da paso a medio pueblo. Pero el arquitecto ha tenido que cerrar la calle por seguridad y los vecinos no pueden acceder con el vehículo», explica Palacio. «Hemos intentado un paso alternativo, pero es complicado».

Así, mientras los propietarios terminan de hablar con el Gobierno de Aragón para la cesión del edificio, desde el Consistorio ven claro que debe de ser el Parque Nacional el que redacte al menos un proyecto, «algo que tampoco les costaría tanto dinero», explica Palacio. «Sólo el arreglo que genera el peligro rondaría los 280.000 euros. Y no se puede demoler porque es BIC», explica el alcalde.

UNA CASA DEL PIRINEO ÚNICA DEL SIGLO XVI

Construida a finales del siglo XVI o principios del XVII, Casa Ruba es un testimonio vivo de la evolución arquitectónica y cultural de la región. Su compleja estructura, compuesta por varias edificaciones, refleja las sucesivas ampliaciones y adaptaciones realizadas a lo largo de los siglos para satisfacer las necesidades de sus propietarios.

La fachada principal, dividida en dos cuerpos diferenciados, es una obra maestra de la arquitectura vernácula. En el bloque original, una torre defensiva de planta circular se encuentra flanqueada por una vivienda de planta irregular. La piedra, el sillar y la mampostería dan forma a esta estructura, donde se destacan los detalles tallados y los vanos que adornan la fachada.

Uno de los elementos más distintivos de Casa Ruba es su torre defensiva, coronada por un tejadillo cónico de losa. Esta torre, que alberga una capilla particular, está adornada con matacanes, aspilleras y una ventana labrada, testigos mudos de su pasado glorioso.

A lo largo de los siglos, se han añadido nuevas incorporaciones a la estructura original, como el cuerpo occidental con sus ventanas fechadas en el siglo XVII. La presencia de una chimenea cilíndrica de campana, típica de la arquitectura popular aragonesa, añade aún más carácter y autenticidad a esta joya arquitectónica.

En su interior, un patio interior descubierto, de forma cuadrada, sirve como corazón de la casa, conectando todas las dependencias a través de balconadas corridas que bordean la primera planta del edificio del siglo XVII.

La propuesta de Aragón Existe de convertir Casa Ruba en un Museo del Pirineísmo y la Trashumancia podría convertir a este espacio en un centro cultural dedicado a preservar la historia y las tradiciones del parque, atrayendo a visitantes y garantizando la supervivencia de este invaluable patrimonio.