El grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Huesca está atravesando horas de tensión interna, marcado por serias acusaciones contra su ex portavoz, Antonio Laborda, quien figura como tránsfuga de su grupo y con el cargo de concejal no adscrito a ningún grupo municipal.

José Luis Rubió, el nuevo portavoz de Vox en el consistorio oscense, y Fermín Civiac, presidente de Vox en Huesca, han acusado a Laborda de cometer «graves irregularidades» y de usar recursos del partido para beneficio propio.

Rubió ha explicado que el relevo de Laborda se debió a su actuación contraria a las directrices del grupo municipal y de la dirección nacional, además de asumir compromisos personales. Paralelamente, se ha sugerido que Laborda pudo haber causado un daño económico al partido, renunciando a asignaciones financieras y generando costos adicionales derivados de gestiones anteriores.

El actual portavoz ha denunciado que Laborda habría ejercido actividades mercantiles privadas utilizando los recursos del grupo municipal, y se está recopilando información relevante para presentarla al Ayuntamiento de Huesca. El grupo municipal de Vox ha acumulado unos 500 folios que respaldarían estas acusaciones.

Más allá de estos conflictos internos, Vox muestra una disposición para colaborar con el Partido Popular en la aprobación de los próximos presupuestos de Huesca. Rubió ha mencionado un encuentro planificado con el PP para discutir los presupuestos, enfatizando la necesidad de predisposición de ambas partes para el bien común de la ciudad.

Finalmente, Rubió criticó la actitud del PP y del PSOE en las comisiones y en la junta de portavoces, especialmente en lo referente al reparto de tiempos en el próximo pleno. Según Rubió, la limitación en el tiempo de exposición de las propuestas de Vox evidencia una creciente similitud entre populares y socialistas, mientras que otros partidos en el consistorio parecen desinteresados en actuar por el beneficio de Huesca.