La crecida del Ebro ha obligado a cortar la circulación de vehículos en varias carreteras a su paso por la comarca de la Ribera Alta, en la provincia de Zaragoza, en la mañana de este jueves. En concreto, está interrumpido el paso de vehículos en el puente de la CP-003, desde el kilómetro 6,5, en el municipio de Pradilla de Ebro, hasta el 6,8, en San Miguel, en sentido creciente de la circulación, según han informado desde el Centro de Gestión de Tráfico a Europa Press.

Por otro lado, permanece cortado el paso en el puente de la carretera A-127a, a la altura de la Urbanización San Antonio, en el término municipal de Gallur, desde el kilómetro 8,04 al 6,31, en sentido decreciente.

Alcaldes y concejales de la comarca se han desplazado hasta el puesto de mando, instalado en Luceni, para seguir desde allí el avance de la crecida del Ebro. En esta localidad, el río está anegando cada vez más campos, aunque no se teme por el casco urbano.

A primera hora el pico de la crecida del Ebro alcanzaba Gallur y Pradilla de Ebro, rozando los ocho metros de nivel de agua. Aunque el puente de San Antonio, por el que pasa la carretera A-127 está cortado, en el núcleo urbano no se han registrado graves incidentes.

Los pueblos de la Ribera Alta del Ebro esperaban «tranquilos» la llegada de la crecida extraordinaria del río, después de que el pico máximo aguas arriba, en la localidad navarra de Castejón, haya quedado «bastante por debajo» de las últimas riadas, en los años 2015, 2018 y 2021.

Así lo ha explicado a Europa Press el presidente de la comarca de la Ribera Alta del Ebro, José Miguel Achón, quien ha indicado que los datos de caudal registrados en Castejón, que sirven de referencia para estos pueblos aragoneses ya que el pico suele tardar 24 horas en llegar desde este punto, han sido algo más bajos de lo esperado.

El pico máximo de caudal del Ebro a su paso por Castejón (Navarra) se produjo a las 11.30 horas del miércoles, con 2.088 metros cúbicos por segundo, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Las previsiones ofrecidas por el organismo de cuenca en los últimos días apuntaban hasta los 2.200 metros cúbicos por segundo.

En todo caso, son cifras menores a las alcanzadas durante las crecidas extraordinarias de 2015 (2.691 metros cúbicos por segundo), 2018 (2.682 metros cúbicos por segundo) y 2021 (2.500 metros cúbicos por segundo).

El presidente de la comarca ha dicho que no se ha registrado ningún incidente en la zona hasta el momento y que ha activado el protocolo con los servicios sociales para trasladas de forma prioritaria a las personas dependientes en el caso de que hubiera que desalojar algún casco urbano, algo que por ahora no está previsto, al igual que en el caso de las residencias de mayores.

Además, ha destacado que, de momento, las motas están aguantando y que las infraestructuras, reforzadas tras la última crecida extraordinaria, están preparadas para la riada.

SITUACIÓN DE ALERTA, PERO NO DE EMERGENCIA

La situación del río Ebro a su paso por la provincia de Zaragoza está en fase de alerta, pero no de emergencia, ha precisado la consejera de Presidencia, Interior y Cultura del Gobierno de Aragón, Tomasa Hernández, quien ha presidido este miércoles por la mañana la reunión del Centro de Coordinación Operativa (CECOP).

Una situación, ha explicado, que es «como un paso previo» que permite «informar a la población, avisar de cómo está la situación actual y lo que puede ocurrir», así como coordinar todos los medios técnicos y de emergencias entre todas las instituciones que tienen que intervenir.

La previsión es que el pico de la crecida llegue a los pueblos ribereños aragoneses durante la mañana de este jueves, 29 de febrero, mientras que la avenida se espera en Zaragoza un día más tarde.

Por el momento, el caudal del Ebro a su paso por la capital aragonesa se sitúa en los 877 metros cúbicos por segundo y los 2,96 metros de altura, aunque no deja de subir.