Después de varios meses llenos de incertidumbre sobre su destino, uno de los bares más emblemáticos de la ciudad vuelve a abrir sus puertas, aunque con nuevos gestores: los propietarios del local. Se trata de la reconocida bocadillería Mostaza, ubicada en la calle Dato de la capital aragonesa, un referente en la gastronomía de Zaragoza.

El cierre fue ordenado por un juez como medida cautelar a mediados de marzo, a solicitud de la propietaria del local, donde los responsables del negocio operan bajo un régimen de alquiler. Según una parte de la propiedad, la clausura se fundamenta en supuestos impagos que ya han sido subsanados por quienes gestionan el establecimiento.

A pesar de los contratiempos surgidos en las últimas semanas, finalmente llega el momento tan esperado: este fin de semana la puerta del emblemático ‘Mostaza’ volverá a estar abierta. Durante estos días, varios albañiles han estado trabajando en el local para renovarlo, conservando la esencia de un establecimiento al que generaciones de clientes han acudido para disfrutar de una carta que se ha mantenido prácticamente intacta.

La fachada conserva su distintivo cartel de color «mostaza», que da nombre a la bocatería. Además, se han renovado tanto las paredes como los suelos del local. A pesar de los contratiempos, su reputación sigue intacta entre la clientela fiel y la demanda sigue siendo alta.

CIERRE POR IMPAGOS

El bar Mostaza quedó temporalmente clausurado el pasado 14 de marzo sin mucha información al respecto, tan sólo un simple cartel de cerrado por avería intentaba despejar la duda; pero sin éxito.

El cierre fue ordenado por un juez como medida cautelar, a solicitud de la propietaria del local, ubicado en la calle Dato, donde los responsables del negocio operan bajo un régimen de alquiler. Según una parte de la propiedad, la clausura se fundamentó en supuestos impagos.

Este conflicto pareció derivar de tensiones personales entre la arrendadora y el administrador único y principal accionista de la empresa, Nacho Gallardo, lo que llevó a una judicialización de la relación contractual de alquiler.

Según varias fuentes, ninguno de los tres socios minoritarios -a excepción de Nacho Gallardo, socio principal y administrador- tenían información de nada de lo que estaba pasando sobre el supuesto impago ni la relación entre el administrador y la propiedad del local.

Los propietarios del Bar Mostaza, que lleva operando desde 1991 y ha superado contratiempos como la pandemia, mantuvieron la esperanza una vez más esperando que solo fuese un cierre temporal.