La Semana Santa de Zaragoza tiene más de 700 años de historia, con una cincuentena de procesiones y más de 16.000 cofrades. Es una Semana Santa llena de color y rica en imágenes y sonidos, que nos dejan estampas únicas durante el discurrir de pasos y penitentes por las calles de la capital.

Pero si por algo destaca la Semana Santa de Zaragoza es por el sonido de los más de 4.000 tambores y bombos que acompañan a los pasos por la ciudad.

Cuando el estruendo de bombos y tambores acaba en la madrugada del Viernes Santo, y una vez que ha finalizado la procesión del Santo Entierro, en la mañana del Sábado Santo sale por las calles de la capital aragonesa la procesión de la Soledad, organizada por una cofradía muy especial: La Congregación de la Virgen María Santísima de los Dolores.

Además de no ir acompañada por una multitudinaria sección de instrumentos, esta es la única cofradía de Aragón formada únicamente por mujeres. En origen, las mujeres que formaban parte de la congregación eran solteras, pero desde mediados del siglo XX comenzaron a aceptarse mujeres casadas.

LA PROCESIÓN DE LA SOLEDAD

La procesión de la Soledad sale rodeada de un clamoroso silencio desde la iglesia de San Pablo el Sábado Santo a las 11 de la mañana, acompañada del sonido de unas campanas que tocan a muerto, la congregación pasa frente el Mercado Central, y hace una parada en la plaza del Justicia. Allí, en la iglesia de San Cayetano, adoran al Cristo de la Cama en el Sepulcro que organiza la Hermandad de la Sangre de Cristo.

Tras este parón, la procesión sigue por el Casco Histórico hasta llegar a la plaza de San Nicolás. Allí, en el Monasterio del Santo Sepulcro, realizan el acto de la soledad, acto central de la salida procesional. Al acabar, vuelven a la iglesia de San Pablo con su lento caminar recorriendo de nuevo el casco histórico de la ciudad.

La Virgen fue esculpida por Palao / HA

La congregación fue fundada en 1886 por un grupo de mujeres devotas de la Virgen. Y desde allí se trasladó a su sede actual en 1868. Es una cofradía pequeña, y con un factor muy intergeneracional importante, ya que hay familias en las que la abuela, las hijas y las nietas son hermanas. La media de edad de la congregación supera los 50 años.

Su hábito es de los más peculiares de Zaragoza, ya que no llevan ni capirote ni tercerol. En la cabeza, lleva una cofia negra que recuerda a otros tiempos, de la que cae un manto de luto tapando sus caras. El hábito, negro de luto. Un cordón blanco en la cintura, con tres nudos en el extremo, y cuatro en el otro, simbolizan los siete dolores de María Santísima. Además, llevan un escapulario de la Virgen de los Dolores sobre el pecho.

La Virgen que sacan a la calle es una dolorosa al estilo aragonés, creada en 1867 por Carlos Palao. Dentro de su sobriedad, no lleva joyas ni corona. Porta manto negro y mantilla blanca, y en su mano lleva un pañuelo blanco y una corona de espinas. Su cara es la de una madre rota con el rostro desencajado y la mirada perdida ante la muerte de su hijo.