La Zaragoza medieval y renacentista estaba repleta de iglesias y monasterios. Tras la reconquista de la ciudad por Alfonso I El Batallador, la flamante capital del Reino de Aragón debía organizarse en esa nueva etapa de su historia. Y lo hizo en torno a iglesias, monasterios de órdenes religiosas y militares. Las vistas de la Zaragoza renacentista muestra esa riqueza, con una ciudad en la que despuntaban decenas de torres, intercaladas entre el caserío y los palacios.

De aquellos grandes centros monásticos, en la actualidad solo nos queda el monasterio del Santo Sepulcro, uno de los más antiguos de la ciudad con 700 años de historia. Pero hace siglos, los monasterios formaban parte de la vida urbana.

En unos casos, asociados a órdenes militares como la del Temple, con su sede en torno a la calle del mismo nombre, o la de los Hospitalarios, con un palacio fortaleza en torno al torreón de la Zuda y de la iglesia de San Juan de los Panetes.

LOS MONASTERIOS DESAPARECIDOS

Zaragoza tuvo un monasterio jerónimo como el de Lisboa / HA

Entre los grandes monasterios desaparecidos, destaca por encima de todos el monasterio de Santa Engracia, situado en el lugar donde hoy se encuentra la basílica del mismo nombre. El origen del culto a Santa Engracia estaba muy arraigado en la ciudad, y en época de los Reyes Católicos, cumpliendo los deseos del padre del rey Fernando, Juan II, se ordenó construir un rico monasterio jerónimo que se convertiría en una de las obras cumbre del plateresco español. El edificio contaba con dos claustros, uno de ellos en estilo gótico mudéjar muy similar al de los Jerónimos de Lisboa.

Y lamentablemente, el monasterio fue destruido por los franceses durante la Guerra de la Independencia. De la explosión se salvó la hermosa portada que podemos admirar en la actual basílica, además de otras zonas del monasterio como el claustro. Probablemente el monasterio se podría haber reconstruido, pero los restos fueron derribados entre 1836 y 1842 con el permiso de las autoridades de la época.

Ruinas del convento de San Francisco tras los Sitios

El convento de San Francisco estaba situad en la actual Plaza de España, en el lugar en el que en la actualidad se levanta la Diputación Provincial. El convento, uno de los más importantes de la ciudad, fue fundado por el infante Pedro de Aragón en el siglo XIII, y tenía una iglesia gótica del siglo XVI.

El convento de San Francisco se situaba en la plaza de San Francisco, la actual plaza de España, ocupando el solar en el que hoy se levanta la Diputación Provincial. Este convento fue fundado en 1286, y tenía una iglesia gótica que fue acaba en el siglo XVI.

El convento fue volado por una mina francesa el 10 de febrero de 1809, quedando en pie el espectacular cimborrio, la torre mudéjar, el arco del trascoro, y un salón interior. Las autoridades francesas de la ocupación dejaron esos restos como muestra del esplendor del pasado.

En el salón interior del convento, los monjes habilitaron incluso una zona de culto. Con la destrucción del monasterio se destruyeron tumbas medievales como la del infante Don Pedro, hermano del rey Jaime II, de la reina Teresa de Entenza, esposa de Alfonso IV, y  madre del rey Pedro IV, o de nobles como D. Bernardo de Cabrera.

También estaba allí el sepulcro del último Justicia de Aragón, Juan de Lanuza. Durante la voladura del convento también desaparecieron los pasos de la Semana Santa de Zaragoza, con la excepción del Cristo de la Cama, que en la actualidad puede verse en la iglesia de Santa Isabel.

El Convento de Santo Domingo de la Orden de Predicadores fue otro de los grandes centros monásticos de la capital del reino. Además de ser uno de los más antiguos, acogió varias veces a las Cortes de Aragón. Y tuvo una iglesia que llegó a ser una de las más grandes de la capital, tras la Seo y el Pilar. Fue fundado en 1250 por el rey Jaime I El Conquistador. Este mismo rey concedió a los monjes predicadores la exclusividad de la pesca de esturiones, un derecho exclusivo del rey de Aragón desde Alfonso I.

El convento de Predicadores fue la primera obra religiosa mudéjar de la capital del reino, al ser anterior a San Pablo (1266), el Monasterio del Santo Sepulcro (1276) y la parte mudéjar de La Seo (1313). Dada la importancia del centro monástico, y su importancia a nivel político y económico, el convento vivió continuas ampliaciones y reformas. A finales del siglo XVII se reedifica la iglesia en estilo barroco, convirtiéndose en el tercer templo más grande de la ciudad tras La Seo y el Pilar.

También destacaba el claustro plateresco, y en especial, la librería o biblioteca. Hasta la creación de la Universidad de Zaragoza, la biblioteca más importante de la ciudad fue precisamente la de los dominicos, situada en este convento a orillas del Ebro.

Durante los Sitios el convento sufrió grandes daños, aunque prosiguió la vida monástica hasta que en 1865 los motines obligaron a los monjes a abandonar el monasterio. Y dos años más tarde, el ayuntamiento se hizo cargo del centro monástico tras la desamortización de Mendizabal. De ahí en adelante el convento comenzó un imparable proceso de deterioro, siendo derruida la iglesia parcialmente para ensanchar la calle de la Democracia, actual calle de Predicadores. Después, fue sede del Asilo Municipal, y lugar de almacenaje.

En 1888 se decide instalar en allí la Escuela preparatoria militar, demoliéndose para ello todo el monasterio, salvo el refectorio (que acoge en la actualidad el Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente). También quedan restos de las bodegas situadas bajo el refectorio, y parte del dormitorio, que quedó integrado en la capilla de la Casa de Amparo.